KIERAN, Matthew & McIVER LOPES, Dominic, Knowing Art. Essays in Aesthetics and Epistemology, Dordrecht, Springer, 2006, 161 pp., ISBN 978-1-4020-5264-4.

 

La obra consta de dos partes: “conocer por medio del arte” y “conocer sobre el arte”, y se compone de una serie de artículos derivados de una serie de conferencias impartidas en un congreso en Canadá. Lo que se trata de hacer, tal como se nos advierte en la introducción, es elaborar “una epistemología del arte: una teoría de qué sabemos del mundo a través del arte y de qué sabemos sobre el arte a partir del arte mismo” (p. xi). En la primera parte, “conocer por medio del arte”, se tiene enfrente el platonismo, que niega que del arte pueda derivarse conocimiento, y se sigue, en parte, la línea del cognitivismo aristotélico, cognitivismo que sostiene no sólo que el valor cognitivo sea necesario para el valor artístico, sino que cuenta como parte del valor artístico. El cognitivismo contemporáneo se enfrenta a cuatro retos: 1) el reto de la trivialidad (el arte sólo ofrece, en el mejor de los casos, verdades banales o triviales), frente al que los cognitivistas defienden que el conocimiento que proporciona el arte es no proposicional (práctico, fenomenal), o que desarrolla virtudes cognitivas, o que sí, efectivamente, el arte ofrece conocimiento proposicional; 2) el reto de la justificación (aunque el arte proporcione una creencia significante verdadera, no justifica el conocimiento, y el conocimiento requiere justificación), a lo que los cognitivistas responden que en muchos casos el test último del conocimiento es la experiencia o la confianza en fuentes ajenas a la propia experiencia; 3) el reto de la singularidad (aunque las obras de arte justifiquen creencias verdaderas importantes, no transmiten conocimiento de una manera distintiva), frente a lo que los cognitivistas pueden mostrar la particularidad del arte mismo, es decir, no el objeto, sino los métodos de búsqueda; 4) el reto de la relevancia (el que una obra proporcione conocimiento no es parte de su valor artístico), a lo que el cognitivista puede responder que las respuestas imaginativas o afectivas son internas al valor artístico de una obra.

Keith Lehrer, en “Knowing Content in the Visual Arts” se pregunta cómo conocemos el contenido de una obra de arte visual y lo explica en términos de “ejemplarización” (generalización de un particular), que se diferencia de la ejemplificación de Goodman. Derek Matravers, en “Pictures, Knowledge and Power” examina el presupuesto cognitivista que subyace a la práctica de muchos historiadores, que suponen que las pinturas proporcionan evidencia histórica que nos informa fidedignamente de la ideología de los espectadores de las pinturas. Matravers sostiene que aprendemos de la pintura al aplicar conceptos visuales a lo que se nos presenta, mas no todo concepto ideológico puede ser presentado visualmente por una pintura. Stacie Friend, en “Narrating the Truth (more or less)” se centra en cómo las obras de arte pueden permitirnos aprender sobre la historia de maneras que se ligan a su valor artístico. Kathleen Stock, en “Fiction and Psychological Insight” sostiene que algunas descripciones psicológicas en la ficción se revelan como posibilidades de la experiencia humana, que se hacen accesibles a los lectores de estas obras. Dustin Stokes, en su artículo “Art and Modal Knowledge” afirma que nuestras experiencias de las obras de arte pueden dar lugar a creencias fidedignas sobre verdades modales (necesidad y posibilidad), contra el reto de trivialidad (el conocimiento modal se usa en el razonamiento científico, filosófico y ordinario), pues la ficción, al usar la imaginación de un modo particular, es especialmente buena para dar lugar al conocimiento modal. Finalmente, Peter Goldie, en “Charley’s World: Narratives of Aesthetics Experience” sostiene que el contacto directo con una obra de arte puede conducir tanto a apreciar la obra como arte como a comprender el mundo.

La segunda parte, “conocer sobre el arte” se centra en el significado de una obra, es decir, las interpretaciones de la obra y la atribución de propiedades estéticas a la misma, y otras cuestiones anexas. Jesse Prinz, en “Really Bad Taste”, sostiene los juicios son totalmente parciales y el sesgo es fundamental para la crítica. Analiza la subjetividad (dependencia de la respuesta) o la objetividad (independencia de la respuesta) de las propiedades estéticas. Tras estudiar los argumentos en favor de ambas, propone el “sentimentalismo pluralista”, que defiende que hay muchas normas que gobiernan las respuestas estéticas (pluralismo) y que las respuestas estéticas son emociones (sentimentalismo). Aaron Meskin, en “Solving the Problem of Aesthetic Testimony” estudia el carácter genuino del juicio y lo conecta con la relación entre juicio y percepción. Trata de resolver el puzzle del testimonio estético frente a la tesis de Wollheim del “principio de relación”, según el que los juicios sólo quedan justificados por la experiencia perceptiva de primera mano de las obras.  James Selley, en “Critical Compatibilism” estudia qué significa para un juicio servir como una razón en la crítica. Frente al particularismo defendido por Isenberg, que defiende que en la critica no se apela a principios generales (decir que una obra es buena porque es agresiva no implica una norma que vincule la agresividad con la bondad) está el generalismo, de Sibley, para el que hay razones generales en la crítica. Selley defiende que el particularismo tal como lo defiende Isenberg y el generalismo tal como lo define Sibley son compatibles. En la crítica no se apela a principios generales, sino a razones generales. Finalmente, Robert Hopkins, en “Critical Reasoning and Critical Perception” sugiere que la percepción es a veces un proceso compuesto de percepciones subsidiarias estructuradas como razones.

Como se ve, se trata de una variedad de artículos que reafirman el carácter cognitivo del arte desde diversas perspectivas, entre las que destacan, claramente, las aproximaciones al arte como una herramienta potentísima en el ámbito del conocimiento modal.

 

Sixto J. Castro