FALZON, Christopher, La filosofía va al cine. Una introducción a la filosofía, traducción de Francisco Rodríguez Martín, Madrid, Tecnos-Alianza, 2005, 242 pp., 23 x 15,5 cm., ISBN 84-309-4211-4.

 

En el número 152 (2004), pp. 151-153, reseñábamos la versión inglesa de esta obra, aparecida en 2002. Allí remitimos, pues, aunque podemos recordar que el autor planteaba este libro como un intento de presentar el cine como un medio de ilustrar y discutir ideas filosóficas, relativas al yo, a la moralidad, a la existencia política y social, etc., resaltando la importancia de las imágenes en la filosofía, imágenes que están en la conciencia colectiva de los filósofos. ¿Quién no recuerda la caverna platónica, el asno de Buridán o la navaja de Ockham? Pues bien, el cine también busca, en muchas ocasiones, encarnar ideas filosóficas. Ése es el camino seguido por Falzon, que explora por medio de películas temas clave de la filosofía, como la teoría del conocimiento, el problema del yo, la filosofía moral, la filosofía política, la cuestión de ciencia-tecnología-sociedad, el razonar y el argumentar, etc. El libro finaliza con un breve glosario de términos y autores. Ya en nuestra reseña de 2004 recomendábamos esta obra, que si bien no es la mejor (la también reseñada en EF153 (2004), pp. 402-404, de Mary Litch, Philosophy Through Film es nuestro libro de referencia al respecto,) está a años luz de muchas de factura española, premiadas incluso, recientemente aparecidas en el mercado.

Hay que reseñar que el traductor español ha hecho un buen trabajo al verter el título de las películas al español, cosa que no sucede siempre, pues en algunos otros libros éste se traduce literalmente, de modo que no se corresponde con el que está en nuestro imaginario fílmico, volviendo la lectura bastante farragosa, aunque de vez en cuando acompaña al título español del titulo inglés, sin que éste sea el original (pues la película es de habla no inglesa). Un pequeño error de estilo está en la p. 45, donde se traduce “good God” por buen Dios, cuando sería más correcto un Dios bueno, en el contexto de comentarios cartesianos. También se mantienen algunos errores del original, como por ejemplo, al hablar de "El nombre de la Rosa" (pp. 57-58), donde Falzon afirma que en la película de Jean-Jacques Annaud, Bernardo Gui abandona la abadía invicto. Eso no sucede en la película, donde el inquisidor, por motivos hollywoodianos, tiene un horrible final, sino que es lo que acontece en la obra homónima de Umberto Eco, en la que se basa la película, y en la cual, efectivamente, Gui se marcha con sus condenados a Avignon. Lo mismo en la p. 102, que considera la teodicea como una parte de la teología, cuando lo es de la filosofía. Aún hay otro despiste en la p. 104, también procedente del original, donde  se pone como director de "Sólo ante el peligro " a Fred Zimmerman, cuando en realidad es Fred Zinnemann. En la p. 144 pone Gotees donde debiera decir Gottes y en p. 166 el hybris donde debrería ser la hybris.(como pone en p. 170).

 

Sixto J. Castro