GARDNER, Howard, Arte, mente y cerebro. Una aproximación cognitiva a la creatividad, traducción de Gloria G. M. de Vitale, Barcelona, Paidós, 2005, 465 pp., 19,5 x 13,5 cm., ISBN 84-493-1810-6.

 

La obra original es de 1982, lo que se nota en la lectura de la misma, pues alguna de sus tesis suena como innovadora en la letra del autor, pero al lector le parece muy sobrepasada. La mayoría de los artículos que componen este libro han sido previamente publicados en diversas revistas, a pesar de lo cual, el autor ha conseguido que el resultado final esté dotado de unidad. Gardner nos dice que lo que le movía era conocer los procesos y los productos creativos. Para llegar a eso, nos habla de quiénes fueron los que le llevaron a ello, concretamente de las ideas de Piaget, Chomsky (y la polémica entre ambos) y Lévi-Strauss, que desatienden el carácter simbólico del pensamiento humano, de ahí que se orientase por el estudio de Cassirer, Langer, Goodman y Gombrich. Las ideas generales de todos ellos vienen presentadas con suma claridad por Gardner. La segunda parte estudia el desarrollo artístico de los niños. En ella analiza los aspectos fundamentales de la capacidad creativa de los niños (y por qué cesa esta capacidad con el crecimiento), el desarrollo de la facultad de retratar y de la competencia metafórica (que también se va perdiendo con la edad, en la llamada etapa literal), la comprensión que tienen los niños del proceso artístico, y describe las primeras fases del desarrollo simbólico. A continuación considera diversas formas de arte (dibujo, música y literatura), grupos de edad y poblaciones infantiles (autistas, niños prodigio), prestando una especial atención a las semejanzas existentes entre el arte infantil y el arte de los artistas consumados. La tercera parte, “Sobre la educación y los medios de comunicación: la transmisión de conocimientos”, considera el papel que juegan las diversas intervenciones educativas en el curso de la realización artística, así como los efectos sobre esos procesos creativos de los medios de comunicación masiva, especialmente la televisión. Abiertamente, en este apartado, se distancia de la epistemología genética de Piaget. Hay algunos capítulos que, a pesar de ser intuitivos, no han envejecido bien, como es el caso del 20; otros se muestran reiterativos con lo expuestos anteriormente, como el 23 o incluso muy poco consistentes, como el 24. La cuarta parte “El deterioro de la mente”, trata de la desintegración de las facultades cognitivas de alto nivel bajo condiciones de daño cerebral, y defiende que el lenguaje es sólo una de varias competencias simbólicas en el hombre, como queda de manifiesto en el especialmente interesante capítulo 30, “La creación artística después de una lesión cerebral”.

Finalmente, a modo de coda, incluye dos breves y excelentes ensayos sobre los puntos más altos de la realización creativa, uno sobre la creatividad en los años adultos y otro sobre Mozart (centrado en el análisis de aquella expresión mozartiana de que podía escuchar una pieza toda al mismo tiempo).

Hay que anotar un error de traducción en las pp. 205-207: supongo que en el original inglés dirá “key”, que el traductor ha traducido por clave, cuando debería ser “tonalidad”. Asimismo, aparece una cómica “agraria” donde debería ser “agrafia”.

 

Sixto J. Castro