GRAHAM. Gordon, Philosophy of the Arts. An Introduction to Aesthetics, London and New York, Routledge, 2000, 2ª ed., 224 pp., 16 x 24 cm., ISBN: 0-415-23563-4 (hbk).

 

Como su título indica, estamos ante una introducción a la filosofía del arte planteada de un modo muy didáctico, de manera que todos los capítulos empiezan exponiendo el objetivo buscado y terminan con un resumen de las tesis presentadas y una sugerencia de lecturas ulteriores. Los primeros tres capítulos exploran, en orden a determinar el valor del arte, la relación entre el cognitivismo estético (idea de que el valor del arte reside en su contribución al entendimiento humano) y el hedonismo y expresivismo estéticos, tras lo cual analiza las distintas artes. Para ello, Graham examina la noción de placer en el arte, recurriendo al uso de ejemplos bien actuales (como la telecomedia Friends) para ver si el valor del arte reside en el placer que proporciona, tratando de poner en evidencia las lagunas de esa tesis, al igual que las tiene la idea gadameriana emparentada con ella del arte como juego. Acto seguido, el autor estudia la relación entre arte y emoción: si el placer es el lugar común de la explicación del valor del arte, la expresión de emociones es la visión común de su naturaleza. Este "expresivismo" lo analiza Graham en su forma ingenua, tal como se da en el Tolstoy de "¿Qué es arte?", en Croce, para quien el arte es esencialmente intuición, y en la forma más compleja que adopta en Collingwood, mostrando igualmente las limitaciones de tales enfoques, sin negar sus evidentes aciertos. El capítulo 3 analiza la relación entre arte y entendimiento: si el placer, la belleza y la emoción no explican totalmente el valor del arte, cabe acudir al arte como fuente de conocimiento, tal como apunta Goodman. Analiza así Graham la teoría de la "significación cognitiva", para la cual las grandes obras de arte contribuyen a incrementar nuestra comprensión de la experiencia, y expone también los grandes interrogantes de este planteamiento: cómo de hecho hace el arte avanzar nuestra compresión. Para eso, Graham analiza el paralelismo establecido por Goodman entre arte y ciencia, tratando de captar las diferencias que existen entre ambos tipos de estructuras. Puestas las bases teóricas, el autor analiza en capítulos separados las cuatro formas principales de arte (música, artes visuales, literatura y arquitectura) para, a la luz de lo visto en los tres capítulos nucleares anteriores, ver qué se puede decir acerca de su valor. Esta segunda edición añade, tras estos, dos capítulos destinados al análisis de la objetividad del juicio estético, del papel de la intención del artista en la determinación del significado y los méritos de la obra de arte, y al estudio de la evaluación estética de la naturaleza.

El último capítulo repasa las diversas teorías del arte para poner de manifiesto las dificultades a las que se ha de enfrentar la estética filosófica. Se examinan así la teoría institucional del arte, la sociología del arte, el estructuralismo, el deconstruccionismo y se recalcan las aporías a las que estas aproximaciones conducen para, finalmente, proponer como modelo más interesante las filosofías normativas del arte, del tipo de las de Hegel, Schopenhauer o Collingwood, preocupadas no de la naturaleza del arte, sino de su valor, familia a la que pertenece la filosofía que el mismo Graham ha desplegado a lo largo de los capítulos que configuran el libro, por cierto, muy bien diseñados, en la medida en que constan de epígrafes de la extensión idónea.

La obra finaliza con la cita de páginas de internet en las que se puede acceder a una lista de obras de arte que el autor detalla y que considera indispensables En suma, esta segunda edición está más que justificada, por su valor didáctico y por las propuestas que plantea que caen, por cierto, más del lado de los problemas que de las respuestas, como buena obra filosófica que es.

Sixto J. Castro