HALLIWELL, Stephen, The Aesthetics of Mimesis. Ancient Texts and Modern Problems, Princeton and Oxford, Princeton University Press, 2002, 424 pp., 23,5 x 15,5 cm., ISBN 0-691-09258-3.

 

El concepto de Mímesis es central en la historia de los intentos occidentales de encontrar un sentido y un valor al arte representacional. Esta obra examina críticamente las raíces del concepto de mímesis en Platón y Aristóteles y su reinterpretación por los antiguos neoplatónicos y pretende aclarar el legado dejado en la estética desde el Renacimiento hasta el siglo XX por el modo mimetista de pensar, a lo largo de una serie de capítulos, algunos de los cuales son versiones corregidas de artículos previamente publicados. Tras una introducción al concepto, donde se subraya la continuidad histórica y conceptual entre las cuestiones del mimetismo y los debates modernos sobre la representación y la importancia de los problemas cognoscitivos, psicológicos, éticos y culturales derivados del concepto de mímesis para la reflexión, Halliwell estudia el sustrato preplatónico de la mímesis y la etimología del término. La primera parte se centra en Platón. El capítulo 1 se fija en los distintos tratamientos platónicos de la mímesis, que se pueden resumir en dos líneas: una, que fija la compleja relación de "parecido" entre las imágenes miméticas y los rasgos del mundo que tratan de representar y otra que se centra en las implicaciones psicológicas de la mímesis para el público, sin que se pueda hablar de una doctrina monolítica y única de Platón al respecto, lo que el autor demuestra con argumentos contundentes. El capítulo 2 sigue estudiando la psicología de la mímesis en Platón, centrándose en las dos críticas platónicas a la poesía, en los libros 3 y 10 de la República, poniendo en relación a Platón con los románticos. El capítulo 3 desarrolla la tesis de que la forma de arte mimética que interesaba sobre todo a Platón es la tragedia, en la media en que es un potente agente comunicador y, en este sentido, un rival de la filosofía platónica, que puede negarla desde sus mismas raíces. El capítulo 4, partiendo de la posición mimetista particular de Lessing, niega que el capítulo 10 de la República deba interpretarse como una expresión directa de la actitud de Platón hacia la pintura en particular y el arte mimético en general. Este capítulo tan citado como fundamento de la condena platónica de la mímesis no es tan simple como parece, y así se encarga Halliwell de demostrarlo, con referencias a todo el corpus platónico. La segunda parte se centra en Aristóteles, y comienza en el capítulo 5, donde se distingue la concepción aristotélica de las artes miméticas (miméticas en cuanto formas de representación intencional) del principio general de la "imitación de la naturaleza" por la técnica productiva humana, siendo ésta mimética no en términos de representación, sino en virtud de una analogía con el proceso natural de producción. El capítulo 6 estudia la psicología de la mímesis en Aristóteles, afirmando que los elementos de placer, comprensión y emoción están interrelacionados en la explicación aristotélica de la poesía y otras artes representacionales. El capítulo 7 analiza la aproximación aristotélica a la experiencia de la tragedia y, especialmente, su comprensión de la compasión, poniéndola en continuidad con la tradición y añadiendo un breve escolio sobre la postura nietzscheana al respecto. El 8 nos pone ante los límites de las teorías miméticas del arte, desde el estudio de la música en Aristóteles y Filodemo. La parte tercera se centra en la filosofía helenística, el neoplatonismo y períodos posteriores que incluyen el concepto de mímesis desde el renacimiento hasta el presente. El capítulo 9 se centra en el estoicismo y el epicureísmo y su preservación del concepto de arte mimético, estableciendo las posiciones de ambas escuelas a partir del análisis de diversos autores. El capítulo 10 se centra en Duris de Samos, Dionisio de Halicarnaso, Plutarco y los medievales homéricos que preservan vestigios de la antigua crítica literaria griega (incluyendo una mezcla de elementos platónicos y aristotélicos). El 11 indaga en las modificaciones de la teoría mimética por obra de los neoplatónicos Plotino y Proclo y su influjo en la querella iconoclasta, así como en la ruptura de la tradición mimética en el occidente medieval. Finalmente, el capítulo 12 selecciona algunos de los modos en los que la mímesis ha permanecido vigente desde el Renacimiento hasta el presente postmimético: vigorosa en el neoclasicismo, reapropiada en el Romanticismo –que analiza detalladamente y defiende su tesis con numerosas referencias–, y finalmente abandonada en los siglos XIX y XX, a pesar de estar presente, por ejemplo, en algunos teóricos marxistas. Si todo el libro es de una enorme erudición e interés, estos últimos capítulos presentan posiciones absolutamente magistrales y sugerentes.

Es quizá la obra actual más completa y sugerente sobre el concepto de mímesis entendido en su totalidad, tremendamente erudita y con un enorme número de referencias bibliográficas. Recorre todas las obras de Platón y Aristóteles pertinentes a la cuestión, con referencias filológicas más que interesantes que apoyan sus tesis.

 

Sixto J. Castro