KIERAN, Matthew, Revelaing Art, London and New Cork, Routledge, 2005, 280 pp., 19,8 x 13 cm., ISBN 0-415-27854.6,

 

 

Lo que le interesa a Kieran en esta obra es la naturaleza y el status del valor artístico. ¿Qué distingue a las grandes obras de arte de las mediocres o de las malas? Para tratare de esclarecer la cuestión empieza estudiando la originalidad y la expresión artística. ¿Por qué importa la originalidad? Porque está emparentada con el logro artístico, que no se da en la copia, y no con las experiencias que se obtengan de la obra (que pueden ser mejor proporcionadas por pastiches o falsificaciones). Y pasa a estudiar cuál es el papel de la belleza en el arte. Partiendo de Kant, analiza muy inteligentemente las virtudes del esteticismo, es decir, del componente estético en el arte, y se plantea los problemas de las características que no parecen encajar en lo estético, como la fealdad, lo grotesco, lo desagradable, lo cual asume en un análisis de la importancia del contexto y el significado de la obra, de la mano, claro está, de Danto, para concluir, muy correctamente, que debemos valorar la belleza y el interés estético, aunque eso no sea todo. A continuación se plantea la cuestión de la intuición en arte, cómo éste ilumina nuestra comprensión del mundo y de la naturaleza humana, es decir, la cuestión de la verdad en el arte y como éste cambia el modo en que vemos el mundo. El capítulo cuatro estudia la relación entre arte y moralidad, un punto que Kieran ha estudiado ya en muchos otros escritos. Comienza por el estudio del arte pornográfico y la relación que existe entre el carácter moral de una obra y su valor artístico, pero no se limita a la pornografía, sino a otras obras que expresan visiones morales criticables y defiende que obras inmorales, si profundizan nuestras comprensión, pueden incrementar su valor artístico. El capítulo se plantea si tiene algo que ver el arte contemporáneo con el arte visual tradicional Trata de mnostrar que sí, y de discernir qué podemos considerar buena obra de arte, basándose, si bien modificándola, en la noción de jueces ideales de Hume. Finalmente  hace un repaso por el estado del arte contemporáneo, teniendo presentes a sus críticos, pero manteniendo una actitud optimista hacia el mismo. La prueba definitiva del arte está en qué razones tenemos para valorar una obra, esa es la clave.

Es una obra muy clara, muy bien expuesta, y sin embargo no es neutral, afortunadamente, sino que toma partido en cuestiones que parecen inocentes, pero que son aquéllas en las que se juega la teoría contemporánea del arte. Un error es que en la p. 132 hace referencia a una foto que supuestamente está en la p. 131, pero que en realidad aparece en la 129.

 

Sixto J. Castro