LEWIS, Peter B. (ed.), Wittgenstein, Aesthetics and Philosophy, Aldershot, Ashgate, 2003, 255 pp, ISBN 0-7546-0517-5.

 

Según nos advierte el editor, este es el primer volumen dedicado exclusivamente a las ideas de Wittgenstein sobre estética y a las implicaciones que para esta disciplina tienen sus otras opiniones filosóficas, compuesto de ensayos inéditos. La primera parte, “Tradición, teoría y práctica” consta de dos capítulos. En el capítulo 1, “Wittgenstein and the Aesthetic Domain”, K. Johannessen estudia las lecciones de Wittgenstein sobre estética y las demás obras, mostrando que ahí no se usan las cuestiones estéticas sólo como ilustraciones de otras cuestiones más profundas, sino que ellas mismas son el centro de la discusión y que, en realidad, las consideraciones más amplias son requeridas para solucionar las estéticas. Para mostrar esa cuestión en detalle, hace un espléndido análisis de los sentidos de “estética” en Wittgenstein. En el capítulo 2 “Wittgenstein, Anti-Essentialism and the Definition of Art”, Terry Diffey, muestra el influjo que la teoría de los parecidos de familia tuvo en los teóricos antiesencialistas (Kennick y Weitz, especialmente) y expone cómo muchos aspectos esos argumentos son contrarios al espíritu de la filosofía wittgensteiniana.

La segunda parte, (capítulos 3-5), “Crítica, reglas y juicio” comienza con el capítulo de David Novitz “Rules, Creativity and Pictures: Wittgenstein’s Lectures on Aesthetics”, en el que defiende que a pesar del énfasis de Wittgenstein en las reglas, permite la creatividad en las artes, en virtud del “sentimiento por las reglas”. Mark W. Rowe, en “Criticism without Theory” estudia lo que sucede cuando los críticos discuten sobre el valor y la interpretación de una obra de arte y reprocha el modelo inferencial de la crítica. Lars Hertzberg, en “On Aesthetic Reactions and Changing One’s Mind” estudia en qué consisten las reacciones estéticas. La tercera parte es “Music, Languaje and performing art” y comienza con el capítulo 6, de Graham McFee, “Wittgesntein and the Arts: Understanding and Performing” en el que se pregunta, en un estudio muy denso, si una obra debe ser interpretada con comprensión para que se oiga con ese mismo entendimiento, teniendo siempre la danza, su especialidad, como referencia del discurso. R. A. Sharpe, en “Wittgenstein’s Music”, un artículo excelente, estudia los tres papeles que la música juega en la filosofía del segundo Wittgenstein: la analogía entre la música y el lenguaje, la analogía de la música con el gesto (triste, grave) y la conexión entre el declive musical y el declive cultural. Oswald Hanfling, en “Wittgenstein on Music and Language” estudia la analogía entre lenguaje y música, es decir, las semejanzas y las diferencias, en un artículo también soberbio que indaga, sobre todo, en las implicaciones al respecto de las lecciones sobre estética. La cuarta parte, “Literature, ethics and the self” comienza con el capítulo 9, de Carolyn Wilde “Ethics and Aesthetics are One”, donde analiza esa famosa máxima de Tractatus 6.421, relacionando la imparcialidad objetiva ética con la contemplación estética desinteresada, y ambas, ética y estética, como condiciones del mundo. En el capítulo 10, “Fiction and reality in the arts”, Ilham Dilman muestra cómo el arte permite ver determinadas cosas, pero, al tiempo, cuando el arte se corrompe, “desinventa” la realidad y la reemplaza con la ficción, lo que ejemplifica con una clara crítica a los “artistas” de la última hornada. El capítulo 11, “Literature, Human Understanding and Morality”, Ben Tilghman estudia la idea de hamartía en la tragedia griega, especialmente en el Edipo, utilizando algunas ideas de Wittgenstein, pero no llega a conclusiones satisfactorias, más bien al contrario. Finalmente, el capítulo 12, de Garry L. Hagberg, “‘The Self, Thinking’: Wittgenstein, Augustine and the Autobiographical Situation” indica las implicaciones de la filosofía wittgensteiniana de la mente para entender la autobiografía. La obra a acaba con una bibliografía y un índice de nombres y temático. Es una obra realmente interesante, algunos de cuyos artículos pueden considerarse de referencia desde ya mismo.

 

Sixto J. Castro