MOLINUEVO, José Luis (ed.), A qué llamamos arte. El criterio estético, Salamanca, Universidad de Salamanca, 2001, 271 pp., 13 x 21,5 cm., ISBN: 84-7800-903-5

 

La dificultad de definir el arte es la idea que preside esta obra de impecable edición, fruto de un encuentro habido en 1999 en la universidad de Salamanca. Coordinada por José Luis Molinuevo, consta de varias colaboraciones que podríamos dividir en dos partes: los cuatro primeros artículos rastrean el fondo de la estética en cuanto disciplina y los demás elaboran una serie de reflexiones en torno a cuestiones concretas. El primero de los artículos "nucleares", firmado por Eugenio Trías y titulado El criterio estético, analiza aquello que confiere a un objeto el rasgo de obra de arte mediante el estudio de lo que este autor, en la senda kantiana, considera el núcleo constitutivo de toda estética: la "aporía estética", el carácter aporético de esta disciplina, reflejado en múltiples dualidades antinómicas: sensible-inteligible, explicación-comprensión, la legalidad estética universal y necesaria frente al empirismo estético radical (la ley que gobierna la obra de arte, siendo universal, sólo se determina en relación a un solo caso, es decir, a la obra singular que la ejemplifica). José Jiménez, en Presente y futuro del arte analiza las artes plásticas en el siglo XX a través del repaso a las vanguardias, la revisión del papel de la técnica en el arte, la desacralización y secularización de esta última, que ha perdido su posición dominante en la configuración de la sensibilidad estética occidental en beneficio del diseño industrial, la publicidad y los medios de comunicación, lo que ha dado lugar a una estetización generalizada de la sociedad. José Luis Molinuevo, en su magnífico artículo Hacia una estética de las nuevas tecnologías explora la relación entre el lenguaje del arte y la técnica, la cual trae aparejados cambios en los conceptos tradicionales de espacio y tiempo aplicados a la obra. Para ello analiza la relación arte-ciencia, el culto a lo natural a través de lo artificial que ha caracterizado el tardorromanticismo. La técnica ha dejado de ser un modo de obrar sobre la realidad para ser, en la tecnología, un modo de producir realidad. Estudia asimismo el catedrático de Salamanca el giro estético propio del momento actual, en que se pasa de las ontologías del arte a la tecno-estética. Simón Marchán Fiz, en La diferencia estética en la ‘Fuente’ y otras distracciones de Mr. Mutt analiza el asunto de los ready-mades de Duchamp, de cuya obra se apuntan las conexiones kantianas, y presenta a este respecto las teorías institucional, contextual y apropiacionista del arte. A algún corrector se le ha colado una "orquilla" en vez de "horquilla" (p. 90). Tras estos cuatro artículos de fundamentación estética, pasamos a temas concretos. Román de la Calle, en El estatuto de la crítica de arte. En recuerdo de Filiberto Menna analiza la obra de este pensador "Crítica de la Crítica", en la que se debate del estatuto de la crítica de arte. Las notas a pie de página de este artículo no están en las paginas que les correspondería, lo que dificulta levemente la lectura. Fernando R. de la Flor, en De la Tabula Rasa al negro infinito. Arte y absoluto, estudia la figura de Kazimir Malevich. Experto conocedor del mundo barroco, Rodríguez de la Flor relaciona la capilla funeraria de Malevich, su obra de arte póstuma, con la vanitas barroca en un espléndido artículo al que sólo habría que objetarle una leve errata, un loock out poco británico (p. 149, n. 19). Alberto Martín Expósito, en El tiempo suspendido. Fotografía y narración, relaciona ambos conceptos, seguido de Fernando R. Lafuente, quien, en Diálogo de libros busca, haciendo uso de un elenco de citas, responder a qué entendemos hoy por literatura. Mª Teresa López de la Vieja, en Experiencias morales en literatura, analiza precisamente eso, la posibilidad de utilizar la literatura para acceder al ámbito de la moral, completando su exposición con láminas ad hoc. Jaime Siles, en La experiencia de la poesía o el lirismo en su historicidad presente, entre otras cosas, una lectura personal de la tragedia, la comedia y la lírica griegas. Finalmente César Antonio Molina, en Sobre la inutilidad de la poesía, reflexiona sobre la obra del poeta Gottfried Benn y acerca de la utilidad y la finalidad la naturaleza de la poesía apoyado en los testimonios de varios autores.

Bastarían, pues, algunos de los artículos para dar la bienvenida a esta obra, realmente sugerente.

Sixto J. Castro