SHINER, Larry, The Invention of Art. A Cultural History, Chicago and London, The University of Chicago Press, 2001, 362 pp., 23,5 x 16 cm., ISBN 0-226-75342-5.

 

El objetivo de Shiner, profesor de la Universidad de Illinois en Springfield, en esta obra no es dar una nueva teoría del arte, sino mostrar cómo se ha llegado a configurar el concepto actual de arte, un reino autónomo de obras destinadas a la contemplación, que es una invención que tiene apenas 200 años de antigüedad, y que estuvo precedido por un sistema mucho más amplio que se mantuvo vigente durante dos mil años y que, probablemente sea seguido por un tercer sistema de las artes. Hoy leemos a Shakespeare como si en su época se tuviese la noción de arte que nosotros manejamos, pero esa es una impresión falsa. No será hasta el siglo XVIII cuando el concepto de arte se identifique con las bellas artes, opuestas a la artesanía, el concepto de artista se separe del de artesano y la idea de contemplación desinteresada, aplicada antes a Dios, se restrinja al ámbito específico del arte, frente al placer ordinario que nos proporcionan otros quehaceres. Todo un sistema de conceptos, prácticas e instituciones es sustituido por otro, que va expandiendo sus límites hasta encuadrar prácticamente todo fenómeno emergente y disolver sus propias fronteras.

La primera parte del libro, "Antes de las bellas artes y la artesanía", analiza ese período de más de 2000 años (Renacimiento incluido) en los que "arte" significaba una factura humana de cualquier tipo y en la que aún no existía diferencia entre artista y artesano. Al final de la misma se apuntan los indicios que en el siglo XVII apuntan a un nuevo sistema de las artes. La parte segunda, "El arte dividido", estudia la fractura en el sistema de las artes ocurrida en el siglo XVIII, a través del análisis de la obra de diversos autores y de las instituciones que acompañan el surgimiento de las bellas artes (historia del arte, museos, crítica, público, paso del patronazgo al mercado, obras cerradas en sí mismas), separando bellas artes de artesanía, artista (con sus notas de originalidad, inspiración, imaginación y creación) de artesano y lo estético de lo instrumental (abriendo la senda, mediante la reformulación de la idea de gusto, a la reducción de la actitud estética a una actitud meramente contemplativa, intelectualizada y cuasi-sagrada), cerrándose con una presentación de las ideas de Kant y Schiller, cuyos escritos son justificaciones para el moderno sistema de las artes. La parte tercera, "Contracorrientes", estudia los casos de resistencia a una estética desinteresada (Rousseau y su estética "del festival", Hogarth y su estética hedonista, Wollstonecraft y su estética de la justicia política), así como las consecuencias para la estética de la Revolución Francesa, como la desaparición del patronazgo y la apoteosis del museo. La parte cuarta, "La apoteosis del arte", muestra cómo el siglo XIX lleva el arte al nivel de los valores máximos, sustituyendo las bellas artes por el "Arte", un reino autónomo espiritual de creatividad, al tiempo que hace de la vocación del artista algo espiritual, un reducto de libertad cuasi-religioso (opuesto al artesano, frente al cual queda totalmente diferenciado) y esparce las instituciones de las bellas artes por Europa y América, así como el comportamiento "estético"-comtemplativo" apropiado frente a las mismas, que ha de ser aprendido, con la consiguiente estetización del arte. La parte quinta, "Más allá de las bellas artes y la artesanía", examina la expansión de aquéllas a fines del XIX y principios del XX, proceso en el que se da tanto la asimilación de nuevas formas de arte (fotografía) como la resistencia a tal desarrollo, en una especie de lucha dialéctica, en la que se incluye la reivindicación de la artesanía, el surgimiento del anti-arte, la Bauhaus (ambos movimientos comprometidos con la reunificación de arte y artesanía), el subrayado de la separación por parte de Collingwood, su intento de disolución por Dewey y la tentativa de trascenderla por Benjamin. Shiner constata cómo la práctica de los últimos 30 años ha estado comprometida con reintegrar el arte con la vida, siguiendo ese proceso de asimilación y resistencia, a través del redescubrimiento del arte "primitivo" (en el que no existe división entre arte y artesanía), el movimiento "artesanía como arte", el problema que se plantea la arquitectura actual entre funcionalidad y estética, la fotografía (ampliamente aceptada como arte desde 1940), el problema de la literatura y su presunta "muerte", el arte de masas, la reconciliación de arte y vida en las obras de determinados artistas (hasta el punto de su disolución como actividad distintiva), el arte público, etc. Finalmente, Shiner se pregunta si esas asimilaciones masivas que se producen, sobre todo a partir de la década de 1960, no estarán dando lugar a un tercer sistema de las artes.

El libro presta una especial atención al papel que las mujeres han tenido no sólo en la historia del arte, sino en la genésis de estas nuevas prácticas y conceptos. Puedo decir, sin dudar, que es una de las mejores obras que, sobre el asunto, he leído en los últimos tiempos.

Sixto J. Castro