Comentario de textos


Cada día deberíamos oír una pequeña canción, leer una buena composicion poética, contemplar un excelente cuadro y, si fuera posible, decir algunas palabras razonables. GOETHE.
Modelo de examen
 
 
 
 
 
 

FAQ

Comentarios
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Copyright


        Con la finalidad de que compruebes por tí mismo que no es tan fiero el león te ofrezco a continuación una copia del examen que realizaron en años pasados los alumnos de esta misma asignatura.

 

EJEMPLO DE EXAMEN

1.      Elige una de las dos opciones que se ofrecen:

 

a)      Comenta uno de los textos que siguen:

 

    1. Tratamiento del lenguaje poético.

En mi tratamiento del lenguaje tiene una enorme importancia la intuición; es decir, la fatalidad expresiva. Casi al paso, pero un poco detrás, actúa la reflexión; incluso el análisis crítico. Estos acometen su acción sobre los espacios inexpresivos, o dudosos, o sobre las traiciones del lenguaje, y también sobre la estructura del texto.
Es esta intuición la que dirige la evolución expresiva de mi obra, y creo que esta evolución ocurre según las necesidades del mundo que ha de desvelarse. No actúa en mí la previa voluntad del cambio, la búsqueda de un lenguaje que habrá de ser aplicado como el traje al cuerpo; si seguimos con el símil, no se trata de ropa sino de piel, y ésta va transformándose con la fatalidad que el tiempo, o las posibles circunstancias, señalan en el cuerpo del que forman parte.
Pondré un ejemplo. La sección satírica de Aún no, dejó tan sorprendido al lector habitual de mis versos como a mí mismo. El acentuado conceptismo, la multiplicidad de los procedimientos que allí se acumulan, la relativa novedad del léxico, la peculiar andadura intencional del poema; en una palabra, las muy evidentes diferencias estilísticas que allí se expresan con respecto a mi poesía habitual, no fueron voluntarias, sino impulsadas por la fatalidad de la escritura. Otra cosa es que yo después trabajase, o enmendase, los textos, en función ya del mundo expresivo que tan imprevistamente se me había revela- do, y que era el que se adecuaba con pertinencia a la sátira, dándole misteriosamente mi impronta.
A pesar de lo dicho, sí he sido fiel a unas intenciones generales, que obedecen a la concepción de lo que yo deseo lograr poéticamente, porque estimo que en ese logro está la posible plenitud del desvelamiento de mi mundo. Así, he procurado siempre no oscurecer el texto, sino conseguir la máxima claridad sin que esto pudiera justificar nunca la simplificación o el empobrecimiento del poema. Si la experiencia que se revela es compleja, y en principio oscura, el poema acusará esta dificultad, pero no voluntad siempre (y esto con el máximo rigor) de lograr una expresión lo más clarificadora posible. De ahí que mi lucha por el lenguaje sea por hallar la mayor lucidez expresiva, lo que me obliga a buscar la precisión de la palabra. Esa lucidez puede arrastrarme paradójicamente a buscar la ambigüedad del texto, por así exigirlo la precisión. Ya que en esa ambigüedad puede residir la claridad y la verdad poéticas.
Creo que la evolución expresiva de mi poesía ha ido en la dirección de ese encuentro conjunto de ambigüedad y lucidez, determinado ello por la índole misma de las experiencias reveladas, o quizá porque la vida, según se me presenta ahora, no es sino ambigüedad, y el intento de encontrarle algún sentido demanda una lucidez tan necesaria como imposible, y aún quizás inútil.
La riqueza de la palabra es para mí su precisión. No me importa repetir las palabras, y que éstas sean palabras gastadas, si es que obedecen necesariamente ala expresividad del poema. Lo que yo canto es un mundo tan gastado que la búsqueda de originalidad podría fácilmente traicionarlo. Me importa en poesía la voz personal, no la voz original; a no ser que lo personal se identifique, en alguien, con lo original. No es ése mi caso.
Me importa la poesía en cuanto me importa la vida. De ahí que me importe la individualidad, ya que desde ella experimento la vida. Soy, por todo ello, un poeta de la intimidad; se trata de iluminar lo oscuro, pues me interesa mi yo secreto de hombre, pero no porque sea nada excepcional sino porque es el mío, y es el que mejor se me puede revelar. Es sólo un problema de elección de la mejor perspectiva, y si interesa a algún lector es por la cercanía que hay entre todos los hombres. Los poetas, al hablar de sí mismos, siempre están hablando de los demás. En este sentido puede ser más social Juan Ramón Jiménez que Neruda: la respuesta está en el lector.



    2. El "mandao"


Mientras Bush y Blair, las cabezas pensantes, por decir algo, del Trío de las Azores, se debaten para explicar a la opinión pública de sus países por qué mintieron en relación a las armas de destrucción masiva, Aznar ha resuelto el expediente asegurando que él era un mandao. Esto es lo que pasa cuando en vez de comprar una moto en un concesionario como Dios manda, se la compras a un trilero: que si no funciona, te dirá que se lo cuentes al fabricante, pues él no es más que un intermediario. Y si le recuerdas que al vendértela te miró con franqueza a los ojos y te dijo "créame, le estoy diciendo la verdad, es una buena máquina, se lo aseguro", te responderá que se trataba de una mentira del fabricante.
Asegura Aznar que él no hizo otra cosa que transpasarnos las mentiras que la CIA le había contado a él porque llevaba en el culo el sello made in USA. Dice que le pidamos cuentas al fabricante, como si resultara fácil acercarse a Bush para que nos proporcione las explicaciones que el vendedor de motos se niega a satisfacer. Por lo visto, la deslocación no sólo afecta a las fábricas de televisores, sino que a las de patrañas. Las mentiras made in Spain, además de ser de mala calidad, salen por un ojo de la cara. La que montó Trillo, por ejemplo, para explicar el accidente del Yak-42 no aguantó ni 24 horas, lo que le obligó a crear otra batería de ficciones, cada una de las cuales tapaba los defectos de las anteriores. Lo que se podía haber resulto desde el principio con una trola de calidad nos ha obligado a una producción en masa que al final tampoco ha servido para nada, pues las denuncias no cesan.
Y eso que en el Yak-42 sólo murieron 63 personas. No queremos ni imaginar qué hubiera ocurrido de haber muerto 10.000, como en Irak. Por eso resulta tan útil la coartada de que uno no es más que un intermediario. Me pregunto si Aznar se despuerta algunos días en medio de la noche y si se le aparecen los militares españoles muertos o los civiles iraquíes rotos por los bombardeos de los B-52, a los que él y su ministra de Exteriores se apuntaron con una pasión venéra incomprensible. También me pregunto si a ellos, como a nosotros, les dice que él no es más que un mandao.

    3. Beato sillón


BEATO SILLÓN
¡Beato sillón! La casa
corrobora su presencia
con la vaga intermitencia
de su invocación en masa
a la memoria. No pasa
nada. Los ojos no ven,
saben. El mundo está bien
hecho. El instante lo exalta
a marea, de tan alta,
de tan alta, sin vaivén.




    5. No esperaré que la vida me traicione

No esperaré que la vida me traicione (1)
Voy a desearme la muerte sin desvelo (2)
Asesinaré el designio con mi paso (3)
Amueblando los días con dedos rotos (4)
En este mismo verso dodecasílabo (5)
Solo esperare el beso de tus olas (6)
¡Ah! mezcla sutil de sueños y miserias (7)
Y me arrojaré por abismos de sueños (8)
Me cubriré, ay!, de espinas perfumadas (9)
Sin que su manto agudo ciña mi dolor (10)
Puedo elegir amar vida o  a ti (11)
Se han puesto a temblar los colores del mundo (12)
Voy a ser yo su verdugo y su sorpresa (13)
Ya, algún día, la traicionaré yo (14)
Ah! que la luz se vuelva eco de mis sombras (15)
Envolviendo mi dolor en tu palabra (16)
Me vengará una bella reencarnación (17)
Contándole al viento mis viejas historias (18)
En silencio y con cuidado venceré (19)
He vivido, pero no te lo agradezco (20)
La viviré inmisericordiosamente (21)
Un bulto de ceniza sin hacer fuego (22)
Mientras sabios alemanes me construyen (23)
Tijeras de muerte recortan mis alas (24)
Y yo seré tú más allá de la vida. (25)


Autores de los versos

     1. Antonio Canedo
     2. Marilu Fornerod
     3. Abraham Zhinzhiyas
     4. Bernardo Casado
     5. Igor Klinki
     6. Xelo Ponsoda
     7. Roly Canteros
     8. Rebeca G.Pinillos
     9. Araceli García
    10. Zulma Páez
    11. Salvador Vanegas
    12. Alejandro González
    13. María Pié
    14. María Belén Orlandoni
    15  J.L. Dasilva
    16 Amparo Arróspide
    17 Antonia Nunez
    18 Christian Castaño
    19 Melisa Castaño
    20 René Octavio Esquer Vásquez
    21 Flor de Esmira Camacho
    22 Leonardo Schwebel
    23 Gustavo Solano (Gamella)
    24 El Gabo
    25 Princesa Luz


b)      Póngase nombre al “silencio” en los siguientes textos:


1.
Le tengo rabia al silencio
por lo mucho que perdí.
Que no se quede callado
quien quiera vivir feliz.
Un día monté a caballo
y en la selva me metí
y sentí que un gran silencio
crecía dentro de mí.
Hay silencio en mi guitarra
cuando canto el garabí
y lo mejor de mi canto
se queda dentro de mi.

2.
Rechinó en la vieja cancela mi llave:
con agrio ruido abrióse la puerta
de hierro mohoso, y, al cerrarse, grave,
golpeó el silencio de la tarde muerta.


3.
Salen los niños alegres
de la escuela,
poniendo en el aire tibio
del abril canciones tiernas
¡Qué alegria tiene el hondo
silencio de la calleja!
Un silencio hecho pedazos
por risas de plata nueva.



4.
Oye, hijo mío, el silencio.
Es un silencio ondulado,
un silencio,
donde resbalan valles y ecos
y que inclina las frentes
hacia el suelo.



5.
Huyendo del sonido
eres sonido mismo,
espectro de armonía,
humo de grito y canto.

Vuelve a tu manantial,
donde en la noche eterna
antes que Dios y el tiempo
manabas sosegado.


 

TIEMPO DEL EXAMEN 2 H
 
 
 
 

 






Volver