TEATRO DE LA MEMORIA.  FERNANDO R. DE LA FLOR.

1.    EL FÉNIX DE MINERVA BARROCO: UN SABER SOBRE LOS SABERES.

 El proyecto de una memoria artificial está vinculado con la historia de la lógica, con la producción artística de orientación religiosa, con la emblemática, con la medicina o incluso con la utopía de crear una lengua universal o de alcanzar la pansofía. El arte de la memoria se desarrolló en España de modo parelelo a la cultura emblemática.

    Las poéticas de Quintiliano, Cicerón cobraron importancia entre los círculos de humanistas europeos en el siglo XVI. El arte de la memoria fue un elemento importante  en el método cartesiano y en las aspiraciones enciclopedistas. El arte de la memoria llegó hasta el siglo XVIII por su relación con la pedagogía y con  la búsqueda en la época de la admiración y el prodigio tan frecuente en el Barroco.  Un claro ejemplo de esto podría considerarse Gracián.

    J. Velázquez de Azevedo en su obra vuelve a los antiguos sistemas de la memoria aplicándolos a la idea barroca de obtención de la novedad que suspenda los ánimos. Las partes de la retórica clásica de pronuntatio, dispositio, inventio y memoria habían sido desplazadas casi totalmente por la elocutio. La memoria comienza a instalarse de nuevo con la pedagogía religiosa, coincidiendo así con las directrices del Concilio de Trento. Los retóricos formados en la tradición clásica sitúan la memoria artificial y la natural como una parte importante en el proceso de formación del orador sagrado, puesto que la memoria junto con el entendimiento y la voluntad forma parte de la virtud superior de la Prudencia. La memoria, para Alberto Magno, proporcionaba las imágenes fundamentales por las que se debe regir el proceder humano -el infierno y el cielo son lugares donde se almacenan figuras morales ya desde el siglo XIV-.

    Los retóricos españoles, en los tratados,  no veían a la memoria solamente como un mecanismo retórico sino como una Virtud. Se apreciaba, además, una conexión entre el método de meditación por imágenes-lugares y la importancia de la mnemotecnia en las retóricas clásicas.

    Las retóricas instrumentos salidos del Concilio de Trento potencian la imagen mística locativa y la inserción en ella de imágenes impresivas con atributos que muestran las intenciones que demandan -como Santa Teresa-, lo que hace fácilmente identificable la finalidad cristiana de esta técnica.

    La mayoría de los retóricos clásicos proponían por sus cualidades mnemotécnicas imágenes increíbles, ridículas o sucias, pero Velázquez de Azevedo acomoda la invención a la finalidad religiosa y rechaza estas imágenes. La sacralización de la retórica es característica del Barroco español.

    La mnemotécnica se convierte en una segunda escritura puesto que quién escribe en su memoria sigue un sistema artificial y se convierte a sí mismo en su propio lector. La Memoria es un instrumento para conocer la realidad por su reducción a categorías inteligibles. Las artes de la memoria del siglo XVII trataban de dotar al predicador, abogado, de una serie de infinita de lugares donde almacenar un numero infinito de lugares con las imágenes que se iban a recordar. Tanto para Giordano Bruno como para Velázquez de Azevedo la imagen cumple el mismo papel que el concepto pues ambos son un acto de entendimiento que exprime la correspondencia que hay entre en los objetos. Las imágenes deben ser elegidas según cada individuo.

    P. Rossi ha visto la utopía de una lengua universal que pretendía crearse a partir de la idea de una comunidad de imágenes mentales en la humanidad: no necesitaría de una maestro, y sería de fácil uso. El alfabeto y el orden numérico empezaron a utilizarse como todo un sistema clasificatorio que alojaban en sí todas las posibilidades. Las letras del alfabeto podían integran imágenes de las cosas que empiecen por esa letra, el segundo alfabeto sería  las formas que simbolizan, el tercero los nombres de persona, el cuarto los empleos y dignidades, las partes del cuerpo el quinto, y el sexto los gesto que sirven para designar en un sistema comunicativo las mismas letras. En resumen, la memoria es una técnica del ordenamiento enciclopédico de las nociones. Su disposición estructural es la de un libro, y por extensión la de una librería. Desde la óptica aristotélica la memoria es un segundo lenguaje.

    Las imágenes conectan con las intenciones espirituales, adquiriendo sus potencialidades y tomando así un rasgo talismánico por el que actúan como sellos y como secretos revelados por la divinidad.

    El Fénix de Minerva  está insertada dentro de una cultura simbólica por su estancamiento en la erudición antigua y la presión moral. Todo esto hace que la técnica de la memoria acabe en la extravagancia y en el ingenio en un marco social que tiende a revalorizarla. La memoria bajo su apariencia de atrevida originalidad acaba encubriendo, según Maravall, una ideología conservadora. La aparente novedad y extravagancia de la memoria encubren la supervivencia de una métodos inservibles para explicar la realidad.


II. JUEGOS DE ESPÍRITU.

    La exaltación plástica de las artes religiosas españolas intentan conmover el ánimo del espectador para introducirlo en el momento de la historia que se está representado. La primacía de la vista  se explica porque se concebía como el primer camino para encontrarse con Dios. Las imágenes forjadas en la mente de Santa Teresa pasan a formar arquetipos de la imaginería devocional popular, al igual que San Juan de la Cruz que plasmaba en el dibujo sus visiones místicas. Este proceso se institucionaliza en los siglos XVI y XVII donde hay tratados de mística con un conjunto de imágenes que son reproducidas por escultores y pintores. Los tratados religiosos barrocos emplean la imaginación para representar la pasión porque se creía que asía se reconstruía en el interior del espectador toda la historia del dogma.

A partir de los clásicos el sentido de la memoria pasa de una etapa pagana a integrarse en la escolástica. Pero hasta el momento en que se ve la utilización piadosa de esta práctica pasa un largo tiempo en que su uso decae e incluso se le niega eficacia para la práctica oratoria.

    Santo Tomás de Aquino elabora unos preceptos: las imágenes deben ser sensibles para que se fijen mejor, deben estar ordenadas, poner especial afecto en lo que se quiere recordar, meditación frecuente de lo que se quiere recordar.  San Agustín en su discurso sobre la memoria toma elementos de la retórica clásica, del platonismo, y del sentido cristiano. De él surge el planteamiento de una idea de Dios oscurecida por un olvido que debemos encontrar en nuestro cerebro. San Agustín le da a la memoria un valor sacro porque la presencia del misterio está omnipresente en esta virtud, lo que le permite es un tránsito hacia la eternidad. La imagen y la cosa están claramente distanciada y es en este distanciamiento donde está la teoría del conocer platónico. En las Confesiones se mezcla el platonismo con la teología cristiana bajo una dialéctica que a través de la formalización del problema platónico del conocer eleva a la memoria cono el lugar donde reside el recuerdo del Paraíso en el hombre. Por lo tanto, la memoria es virtuosa porque trae el recuerdo de un estado primitivo puro donde el hombre explora la huella de la divinidad. La memoria es el lugar donde Dios reside en el ser. Para San Agustín es el espacio donde se produce el encuentro con Dios.


Los tratadistas elaboran teorías sobre cómo construir imágenes y lugares para que el objeto memorizado no se pierda. En la rétorica Ad Herenium por primera vez se postula el alejamiento de lo vulgar y cotidiano a favor de la "teatralidad": figuras humanas con actitudes muy activas que pueden designar los hechos de una manera activa o de un modo simbólico. De los términos arquitectónicos romanos del "arco triunfal" se llega a ala adaptación de monumento de memoria: el retablo, que tiene en cuenta la iluminación, la periodicidad, los espacios y su orden en el ámbito mental para el que son configurados.

Las tradiciones herméticas y exclusivamente religiosas a partir del siglo XVII se ven contaminadas del conceptismo y gusto por lo difícil que caracterizará al sistema jesuítico creando lo Barroco y su sustentación teórica: la retórica.

Bataillon ha señalado que las corrientes espirituales españolas son anteriores a los movimientos reformistas europeos. En España se comienzan a difundir los primeros manuales espirituales en el XV y XVI. Paralelamente se da la reforma de algunas órdenes religiosas. El cardenal Cisneros fomenta  la creación de tratados religiosos para reforzar a  la cristiandad. La meditación de las escenas de la Pasión se ven  como vía de perfección, pues se ve en la memoria un valor catárquico y casi místico. Esta efusión hace que los alumbrados intenten abandonar en su vida religiosa todas las manifestaciones y representaciones objetivas.

En el ámbito español el término imaginación adquiere mayor difusión que el de memoria, aunque no es lo mismo, puesto que tratadistas como Fray Luis de Granada ven en la imaginación una potencia negativa para la moral del cristiano.

Lo esencial de la composición de lugar gira en torno a unas reglas que facilitan la meditación en la Pasión. Estas reglas tienden a configurar la representación mental bajo unas características exaltadas para que se fijen en la memoria y puedan ser extraídas con cierta periodicidad. San Ignacio de Loyola utiliza frecuentemente como recurso la apelación a los sentidos para no provocar un misticismo visionario incontrolado. La memoria para San Ignacio es una capacidad de recuerdo que transporte al hombre hacia su interior donde están almacenadas las imágenes que representan la historia divina.. para este ejercicio del recuerdo piadoso la Compañía de Jesús crea los templos dispuestos escénicamente y crea un estilo pictórico que marca el arte de la época. Los ejercicios de estos jesuitas poco a poco van adoptando un espíritu más dramático. De entre los jesuitas se puede destacar a Jerónimo Nadal, que utiliza las letras para marcar los pasos, con lo que su obra queda emparentada con los lugares de la memoria de Giordano Bruno. En la predicación es constante la formación de una figura de la Pasión que se propone a los fieles para su meditación. Las indicaciones que se dan a los imagineros por los que encargaban las obras coinciden en el carácter coloquial y dramatizado. La imaginería y la memoria se unen para ofrecer al lector una figuración lo más parecida posible a la representación mental.

Fernando R. de la Flor ve un origen común clásico entre la estética visual y la mnemotecnia con las necesidades de la contemplación interna. A este autor le sorprende  la función que se atribuye a la memoria como un templo interno que atesora las imágenes sacras cuya contemplación y recorrido nos une a Dios y nos separa del mundo. El poder catárquico de la memoria había sido examinado por San Buenaventura y por Fray Juan de los Ángeles, que atribuye a la memoria la capacidad de rompimiento de las estructuras del yo y  aquel freudiano " ser en otro".

    La obra de Santa Teresa representa la conciencia literaria de una crisis y la constancia en la superación que de la misma emprende el espíritu contrarreformistas. En un principio está unida intelectualmente a los autores de la Primera Reforma española pero luego reacciona contra ellos al ser selladas como heterodoxas algunas de las proposiciones por la Inquisición. Se condena la "oración del recogimiento",una composición de lugar que atenta contra la materialidad de las imágenes del Concilio de Trento. La actitud iconoclasta se da en un doble sentido: tanto en las imágenes físicas como en las mentales. Santa Teresa intenta establecer una reivindicación de la humanidad de Cristo y de la importancia de la meditación a través de imágenes visuales internas. La Santa transita hacia el movimiento de la Contrarreforma que defiende la humanidad de Cristo y el valor catárquico de sus representaciones físicas o mentales. Las principales fuentes de S. Teresa son San Agustín, S. Tomás.

    En 1675 aparece la Guía Espiritual  de Miguel de Molinos que rompe con el sistema único de meditación y contemplación. Su pretensión final es la de sellar con el silencio y enfrentarse con los creadores del lenguaje del misticismo. Es el anverso de San Agustín. Pretendía la construcción de un hombre religioso opuesto al que parecía que había fracasado en esos momentos. Tuvo poco éxito en España pero esto no oscurece su importancia. Las imágenes desaparecen paulatinamente y se evidencia su carácter de simulacro. El triunfo de Molinos se desplaza hacia las artes, sobre todo hacia la imaginería. La imagen interna, mística, y memorística es rechazada por ilusión o desvarío.

III: LA COMPAÑÍA DE JESÚS: IMÁGENeS Y MEMORIA.

        La imaginación como tal es menospreciada por la Escolástica y no especialmente relacionada con la didáctica. A la memoria le estaba consagrado el recuerdo del pasado, era el arte de configurar las imágenes mentales. Para Aquino la memoria estaba situada en la parte sensitiva del alma y por lo tanto dentro del área de la imaginación.

        La teorización sobre la oración mental no deja de señalar algunos de los peligros de la configuración vivida de la imagen interior. La imaginería real de la escultura religiosa barroca muestra la cristalización de los fantasmas psíquicos más dramáticos. El gran descubrimiento jesuítico es el examen de conciencia, esa operación y tiempo interior con su paseo moroso a través de las imágenes que contienen las cosas y los conceptos de las cosas; los días y todo lo que se llevó el paso de los días.



IV. UNA RETÓRICA DE LA PIEDAD.

        En el seno de la Compañía de Jesús hubo una lucha a favor y en contra de la predicación conceptista. J: Biallostocki señaló que el arte barroco ya no estudia la naturaleza sino el alma para buscar los medios que más impresionen el ánimo. También Maravall ha destacado que la producción barroca tiene una orden para disponer la configuración de las conductas de los espectadores a la que está dirigido.  En el Comulgatorio de Gracián la persuasión se realiza a través del uso de la segunda persona del singular (predicador y moralista) y la expresión directa -con apostrofes y exclamaciones- a manera de oración. La delimitación del espacio se intenta romper con el uso del prespectivismo lingüístico y los puentes entre las visiones realistas y simbólicas. Este libro aparece publicado con ilustraciones porque se creía que la composición de lugar era un recursos pedagógico insustituible. Cuando las escenas de la Historia Sagrada están muy utilizadas surge el emblema, el símbolo, la alegoría que económicamente permite nuevas consideraciones. La utilización de emblemas es una marca de la literatura jesuítica de la época. El emblema se utiliza en toda la literatura didáctica de la época.

        La memoria es vista como una facultad a la que está reservada el recuerdo del pasado y como parte de la Prudencia cristiana. Los preceptos de Santo Tomás al tratar de la ejercitación de la memoria son aplicables a una meditación piadosa. El dramatismo está dirigido al entendimiento del oyente por medio de la supresión de todos los elementos que impliquen distanciamiento y estableciendo un diálogo directo.

        El método de composición de lugares y de imágenes llega a ser sentido como un esquema operativo ineludible para conectar eficazmente con el público. La apelación a los sentidos es una marca ideológica de la literatura jesuítica y está muy relacionado con el impulso que el arte figurativo recibió en el Concilio de Trento. E. Orozco ha señalado que la aspiración del artista le forzaba en todos sus recursos expresivos puesto que "con su obra tiene que hablar al intelecto, herir el sentimiento y mover la voluntad para sugerir lo sobrenatural".


V. AULA INGENTI MEMORIAE.

        La memoria no tiene como único objeto el de almacenar los términos del discurso sino que también aspira a una remodelación de la vida psíquica. Bajo la influencia de Cicerón y de San Agustín, los tratadistas españoles introducen el arte de la memoria que junto con el Entendimiento y la Voluntad es objeto de la práctica virtuosa (Castillo interior de Santa Teresa Las Moradas).

        La creación del lugar esta enmarcada en el encuentro de hombre con Dios, en una memoria que atesora las imágenes de las cosas. La referencia agustiniana se universaliza dentro del extenso repertorio de la literatura contrarreformista.

VI. EL ARTE DE LA MEMORIA EN RIMA.

        La memoria aparece como una memoria de imágenes y loci -vistas persuasivas del cielo y del infierno-. Esta versión virtuosa hace que junto a la Prudencia y la Voluntad, la Memoria aparezca para formar el lenguaje de lo sagrado. La memoria artificial tiene mucha importancia en el Siglo de Oro por su papel en la estructuración de la oración. Los elementos dispersos de toda la tradición se recogen en el Epítome de la elocuencia de Artiga.

        En el siglo XVI el saber mnemotécnico se independiza de la técnica literaria. Además, en muchos casos tiene una gran conexión con el pensamiento mágico por lo que está de espaldas a la práctica religiosa jesuítica. La mnemotecnia aparece como un instrumento del saber total. En esta dirección surgen Fénix de Minerva y Arte de Memoria  de Velázquez de Azevedo, que tendrá mucha importancia y será alabado por Lope. Como "teatro del mundo", emblemas, escritura interior, vertebra el saber heterodoxo que se enfrentaba a la ortodoxia cristiana y contra la ciencia y la razón. El zodiaco y la mnemotecnia aparecen vinculados en un único proyecto que pone al hombre en conexión con el universo. Para Artiga la técnica ya no está exclusivamente al servicio de los sabios sino que es la divulgadora de unos principios que pueden convertir al hombre sin estudios en el posesor de la " eterna memoria de todas las cosas".

VII. ILUSTRACIÓN, HERMETISMO, MEMORIA.

        La pretensión de crear un método capaz de articular todas las ciencias en torno a una clasificación exacta y memorable de los entes resurge en el centro mismo de las  polémicas entre cartesianos y escolásticos, entre Feijoo y sus detractores, entre ilustrados de distintas tendencias y reaccionarios de diversidad ideológica.

        La ciencia y la superstición están integradas en un ejercicio de la razón y en un pensamiento antiguo, configurando en la primera mitad del siglo. Será Feijoo en 1742 quien desarticulará la aparición de la estirpe luliana en la cultura española.

    Assombro elucidado de las ideas y Arte de la memoria contiene catálogos de hierbas sobre lugares aptos y efluvios perniciosos para la memoria. Argenti intenta con este libro mostrar una base fisiológica, es una especie de tratado de medicina. El escepticismo de Feijoo hace que él y sus aliados liquiden la vieja práctica médica. Este saber interrelacionado con la astrología se exhibe en esta obra como retomado desde sus más arcaicas formulaciones. De este modo ese "teatro" tenía una modelación  astrológica que hace la técnica retórica que primitivamente era la mnemónica se transforme en una suerte de "oratoria planetaria". El lugar retórico se transmuta en un lugar "eterno" y las imágenes que tienen su funcionalidad en el discurso adquieren un valor talismánico, al revelar la cadena de los seres las calidades mágicas de su condición astrológica. En el Assombro se defiende, patéticamente cono revela Feijoo, un espacio amenazado ya por una ciencia. Es una ideología ya imposible: la de que una antigua técnica de origen retórico pueda, todavía, y estamos en 1735, competir con el método científico, en la conquista de una realidad compleja.