Algunos libros son probados,
otros devorados, poquísimos masticados y digeridos. Francis BACON
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Desarrollo
programa BIBLIOGRAFÍA
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TERCERA SEMANA (20
oct.)
La España de Cervantes y el nacimiento del Quijote Tema III: El arte narrativo cervantino:
BIBLIOGRAFÍA para ampliación de los estudiantes): Véase la bibliografía general del tema. No obstante, si lo deseas, puedes acudir a las monografías que puntualmente, para cada tema, se citan en el desarrollo del programa.. 1. Panorama general RIPOLL, Begoña, La novela barroca, Universidad de Salamanca, 1991. HART, Thomas R., Cervantes and Ariosto, Princeton University Press, 1989. Cervantes renueva y recrea las convenciones narrativa y las bases morales de la ficción, trabajando sobre el camino abierto por Ariosto en su parodia de los relatos de caballerías. La novela nace sobre los presupuestos del "anti-romance". Ariosto y Cervantes son sus principales ejecutores. El estudio de la imitación de Ariosto que Cervantes realiza se extiende tanto a las formas como a los temas. MARASSO, Arturo, Cervantes. La invención del Quijote, Buenos Aires, Hachette, 1954. A pesar de los años este libro no ha perdido frescura. Se trata de uno de los mejores, más documentados, más sensibles y más inteligentes estudios del Quijote. Especialmente interesante son aquellos capitulillos en que el autor se dedica a leer el Quijote como palimsesto de la Eneida, de Virgilio. MARQUEZ VILLANUEVA, F., Fuentes literarias cervantinas, Madrid, Gredos, 1973. Magnífico trabajo, muy documentado. De todos los temas que este libro reúne, destacan los capítulos que se dedican a la figura de Sancho Panza: ve al escudero de don Quijote como una superación de la caracterización del rústico (centro de todas las burlas) en la literatura renacentista. Antecedentes de Sancho localiza Márquez Villanueva en Sebastián de Horozco, en el refranero y en las Celestinas. El resto de capítulos se destinan al estudio de Luis Zapata, Guevara y Folengo, como antecedentes de ciertos temas y de determinadas técnicas narrativas cervantinas. CHARTIER, Roger, Libros, lecturas y lectores en la Edad Media, Madrid,
Alianza Editorial, 1993. PINTO, V., Inquisición y control ideológico en la España
del siglo XVI, Madrid, Taurus, 1983.
2. La decadencia de los libros de caballerías y de pastores FERRERAS, J. I., La novela en el siglo XVII, Madrid, Taurus, 1988. AVALLE ARCE, J. B., La novela pastoril española, Madrid, Itsmo, 1975. MANCING, H., The Chivalric World of "Don Quixote": Style, Structure and Narrative Technique, University of Missouri Press, 1982. Un buen estudio de conjunto en torno al mundo caballeresco de Don Quijote: su estilo, estructura y técnica narrativa. H. Mancing señala cinco momentos en la evolución del espíritu quijotesco: tres en 1ª parte del Quijote : exaltación de la caballería, la caballería comprometida y su derrota. Muchos matices expresivos denotan a lo largo de esta 1ª Parte una constante trayectoria descendente en el talante caballeresco del héroe. Las seudoaventuras y seudoconflictos de la 2ª Parte suelen ser provocados por los personajes secundarios de la novela, lectores de su 1º Parte. La conversión de Don Quijote otra vez en Alonso Quijano, en el último capítulo de la historia, completa la estructura circular de la novela. Como observó Jorge Guillén, el ingenioso hidalgo encarna la tragedia del hombre superior que no llega a realizarse plenamente como él soñó. WILLIAMSON, E., El "Quijote" y los libros de Caballerías, Madrid, Taurus, 1991. Análisis de la novela de Cervantes a la luz de su relación (homenaje/ironía) con la tradición caballeresca, jugando con el lector que conoce la tradición y es capaz, en consecuencia, de percibir la distancia y el guiño cervantino. 3. La novela corta de ambiente: María de Zayas , Salas
Barbadillo, Cristóbal Lozano, Castillo Solórzano, Juan Pérez
Montalbán. ZAYAS, María de, Desengaños amorosos (ed. de A. YLLERA), Madrid, Castalia, 1989. -------, Novelas amorosas y exemplares (ed. de A. YLLERA), Madrid, Cátedra, 1981. BOURLAND, C. S., The short story in Spain in the 17th century, New York, Franklin, 1973 (reimpr.) FOA, S. M., Feminismo y forma narrativa: Estudio del tema y las técnicas de María de Zayas, Valencia, Albatros, 1979. KROMER, W., Formas de la narración breve en las literaturas románicas hasta 1700, Madrid, Gredos, 1979. LASPERAS, J.-M., La nouvelle en espagne au siècle d'or, Ministère de l'Education Nationale et de l'Université Paul Valéry de Montpellier, 1987. PABST, W., La novela corta en la teoría y en la creación
literaria, Madrid, Gredos, 1972. 4. La novela bizantina. GONZÁLEZ ROVIRA, J., La novela bizantina de la Edad de Oro, Madrid, Gredos, 1996. TEJEIRO FUENTES, M. A., La novela bizantina española: apuntes para una revisión del género, Cáceres, Univ. de Extremadura, 1988.
5. La pervivencia del cuadro lucianesco. Su atomización en el cuadro de costumbres: El diablo cojuelo, de Vélez de Guevara . PEALE, C. G., La anatomía de "El diablo cojuelo". Deslindes del género anatomístico, Chapel Hill, University of North Carolina, 1977.
6. Teatro Teatro y literatura en la sociedad barroca, Madrid, Seminarios y Ediciones, 1972. Interpreta el auge del teatro en el Barroco como sistema de propaganda de las ideas de la clase dirigente. En concreto la revalorización del villano del siglo XVI, convertido ahora -en Lope sobre todo- en labrador rico, tiene que ver con una política de aliento y de impulso respecto a la clase social que mantiene la hacienda pública. Pero detrás de este impulso lo que alienta es una política conservadora siempre atenta a que no exista ningún tipo de movilidad social.
7. Historiografía MACRI, O., La historiografía del Barroco literario español, Bogotá, Instituto Caro Cuervo, 1961. Excelente compendio de los elementos que a lo largo de la historia se han ido utilizando para definir el concepto y el tiempo del Barroco.
8. La estética barroca: OROZCO, Emilio, Manierismo y Barroco, Salamanca, Anaya, 1970. OROZCO, Emilio, Introducción al Barroco, Universidad de Granada,
1988 (2 vols.) CHECA, Fernando, El Barroco, Madrid, Itsmo, 1982. 9. La Institución literaria en el Barroco.
AA.VV., De las Academias a la Enciclopedia: el discurso del saber en la
modernidad, Valencia, Generalitat Valenciana-Diputación Provincial de
Valencia, 1993. SHEPARD, S., El Pinciano y las teorías literarias del Siglo de Oro, Madrid, Gredos, 1962. Análisis de las ideas literarias del Pinciano acerca de los géneros mayores (drama, poema épico, poesía lírica y otros géneros). Este enfoque hace que queden fuera de estudio cuestiones generales y particulares importantes en la obra de Alonso López Pinciano. Interesante es la atención dedicada en el último capítulo a Cascales, González de Salas y otros teóricos del XVII.
El Quijote de la Mancha, (ed. Francisco Rico), Barcelona, Ed. Crítica, 1998.
1.
Cervantes
“ingenio lego”.
2.
La
cultura de Cervantes.
1.
Los
ecos clásicos.
2.
Medicina.
3.
Arbitrismo.
4.
Preceptiva
literaria.
5.
Literatura.
6.
Los
libros de caballerías.
7.
Los
cronistas de Indias.
8.
Falsos
cronicones
9.
Fray
Antonio de Guevara.
10.
La
novella.
11.
El
refranero.
12.
El
Orlando de Ariosto.
13.
El
teatro.
14.
Relato
lucianesco
15.
Libros de pastores. 16.
Libros de aventuras. 17. Novela Picaresca TEXTO Del buen sucesoque el
valeroso don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura
de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de
felice recordación En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que
hay en aquel campo; y, así como don Quijote los vio, dijo a su escudero: -La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos
a desear, porque ves allí, amigo Sancho Panza,donde se descubren treinta, o
pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles
a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta
es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de
sobre la faz de la tierra. -¿Qué gigantes? -dijo Sancho Panza. -Aquellos que allí ves -respondió su amo- de los brazos
largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas. -Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquellos que allí
se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos
parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la
piedra del molino. -Bien parece -respondió don Quijote- que no estás cursado en
esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí,
y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y
desigual batalla. Y, diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin
atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que, sin
duda alguna, eran molinos de viento, y no gigantes, aquellos que iba a
acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las
voces de su escudero Sancho ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca,
lo que eran; antes, iba diciendo en voces altas: -Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo
caballero es el que os acomete. Levantóse en esto un poco de viento y las grandes aspas
comenzaron a moverse, lo cual visto por don Quijote, dijo: -Pues, aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo[1],
me lo habéis de pagar. Y, en diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su
señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto
de su rodela, con la lanza en el ristre[2],
arremetió a todo el galope de Rocinante y embistió con el primero molino
que estaba delante; y, dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento
con tanta furia que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y
al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo. Acudió Sancho
Panza a socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando llegó halló que
no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él Rocinante. -¡Válame Dios! -dijo Sancho-. ¿No le dije yo a vuestra
merced que mirase bien lo que hacía, que no eran sino molinos de viento, y
no lo podía ignorar sino quien llevase otros tales en la cabeza? -Calla, amigo Sancho -respondió don Quijote-, que las cosas
de la guerra, más que otras, están sujetas a continua mudanza; cuanto más,
que yo pienso, y es así verdad, que aquel sabio Frestón que me robó el
aposento y los libros ha vuelto estos gigantes en molinos por quitarme la
gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene; mas, al cabo al
cabo, han de poder poco sus malas artes contra la bondad de mi espada. -Dios lo haga como puede -respondió Sancho Panza. Y, ayudándole a levantar, tornó a subir sobre Rocinante, que
medio despaldado estaba. [….] Estando en estas razones, asomaron
por el camino dos frailes de la orden de San Benito, caballeros sobre dos
dromedarios: que no eran más pequeñas dos mulas en que venían. Traían
sus antojos de camino y sus quitasoles. Detrás dellos venía un coche, con
cuatro o cinco de a caballo que le acompañaban y dos mozos de mulas a pie.
Venía en el coche, como después se supo, una señora vizcaína, que iba a
Sevilla, donde estaba su marido, que pasaba a las Indias con un muy honroso
cargo. No venían los frailes con ella, aunque iban el mesmo camino; mas,
apenas los divisó don Quijote, cuando dijo a su escudero: -O yo me engaño, o ésta ha de ser la más famosa aventura
que se haya visto; porque aquellos bultos negros que allí parecen deben de
ser, y son sin duda, algunos encantadores que llevan hurtada alguna princesa
en aquel coche, y es menester deshacer este tuerto a todo mi poderío. -Peor será esto que los molinos de viento -dijo Sancho-.
Mire, señor, que aquéllos son frailes de San Benito, y el coche debe de
ser de alguna gente pasajera. Mire que digo que mire bien lo que hace, no
sea el diablo que le engañe. -Ya te he dicho, Sancho -respondió don Quijote-, que sabes
poco de achaque de aventuras; lo que yo digo es verdad, y ahora lo verás. Y, diciendo esto, se adelantó y se puso en la mitad del
camino por donde los frailes venían, y, en llegando tan cerca que a él le
pareció que le podrían oír lo que dijese, en alta voz dijo: -Gente endiablada y descomunal, dejad luego al punto las altas
princesas que en ese coche lleváis forzadas; si no, aparejaos a recebir
presta muerte, por justo castigo de vuestras malas obras. […] El vizcaíno, que así le vio
venir contra él, bien entendió por su denuedo su coraje, y determinó de
hacer lo mesmo que don Quijote; y así, le aguardó bien cubierto de su
almohada,sin poder rodear la mula a una ni a otra parte; que ya, de puro
cansada y no hecha a semejantes niñerías, no podía dar un paso. Venía, pues, como se ha dicho, don Quijote contra el cauto
vizcaíno, con la espada en alto, con determinación de abrirle por medio, y
el vizcaíno le aguardaba ansimesmo levantada la espada y aforrado con su
almohada, y todos los circunstantes estaban temerosos y colgadosde lo que
había de suceder de aquellos tamaños golpes con que se amenazaban; y la señora
del coche y las demás criadas suyas estaban haciendo mil votos y
ofrecimientos a todas las imágenes y casas de devoción de España, porque
Dios librase a su escudero y a ellas de aquel tan grande peligro en que se
hallaban. Pero está el daño de todo esto que en este punto y término
deja pendiente el autor desta historia esta batalla, disculpándose que no
halló más escrito destas hazañas de don Quijote de las que deja
referidas. Bien es verdad que el segundo autor desta obra no quiso creer que
tan curiosa historia estuviese entregada a las leyes del olvido, ni que
hubiesen sido tan poco curiosos los ingenios de la Mancha que no tuviesen en
sus archivos o en sus escritorios algunos papeles que deste famoso caballero
tratasen; y así, con esta imaginación, no se desesperó de hallar el fin
desta apacible historia, el cual, siéndole el cielo favorable, le halló
del modo que se contará en la segunda parte. [1] . Gigante de la mitología clásica, dotado de cien brazos y 50 cabezas. [2] . Hierro unido a la armadura en la parte derecha para sujetar allí la lanza.
a) Actitud de Cervantes ante los materiales "culturales" en las obras de ficción b) Polémicas subyacentes al texto cervantino c) Buscar información sobre "Pequeñas cuestiones
surgidas en clase". PEQUEÑAS CUESTIONES SURGIDAS EN CLASE |
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