HISTORIA DEL PALACIO DE LOS CONDES DE VALDEPARAÍSO
En
1699 -año que figura en el remate de la portada del edificio- María Arias
de Porres (Rozas y Treviño) heredó de su familia el título de Marquesa de
Añavate aportándolos a su matrimonio con Juan Francisco Ruiz de Gaona y
Portocarrero (Abad y Aranda), Caballero de la orden de Calatrava y, en 1705,
primer Conde de Valdeparaíso
En
los dos escudos que flanquean el balcón de la portada están esculpidas las
armas de la esposa. Las mismas armas figuran en los cuatro escudos pintados
sobre las pechinas de la cúpula de la capilla. Estas pinturas, descubiertas en
la restauración, estaban ocultas por otros tantos escudos de tela, los cuales,
probablemente, mandara realizar y colocar sobre los primitivos el Conde de
Valdeparaíso cuando tomó posesión de la casa, pues en dos de ellos aparecen sus
armas. Asimismo, hizo pintar en el muro central de la escalera un escudo
cuartelado con sus armas y las de su esposa, afirmando con ello la propiedad
del Palacio. El tema heráldico fue el más usado para ornamentar los espacios y
fugares del edificio. Entre ellos la portada, elemento cada vez más
significativo del siglo XVI, es el lugar preferido por las familias para mostrar su linaje, manifestando
así poder.
El
edificio ocupa una gran superficie y está situado en una de las áreas que
rodean a la Plaza Mayor -primer espacio público y núcleo generador del tejido
urbano- donde se concentraron los palacios de la aristocracia almagreña
transformando, a partir del siglo XVI, la villa medieval mudéjar en la ciudad
burguesa con su arquitectura renacentista y barroca de fachadas blasonadas que
rivaliza en la demostración del poder económico y social de las familias
respectivas. La fachada da a la calle Bernardas y a la Plaza de San Francisco
contigua. En este espacio están localizados también el Palacio de los Marqueses
de Torremegía y el convento de Bernardas, fundación de la familia Oviedo y
antigua casa de la misma.
Frente
a la fachada el Conde adquirió un solar en el que abrió una placita ajardinada
que lleva su nombre y que realza el edificio sirviéndole de marco
escenográfico.
Gran
solar; ubicación en una zona reservada a las grandes familias, fachada
flanqueada por torres, imponente portada, entorno teatral.., son emblemas del
poderoso Conde de Valdeparaíso, Ministro de Despacho Universal de Fernando VI,
Regidor Perpetuo de Almagro y el mayor propietario de tierras, después de la
Iglesia, de su término.
Es
un ejemplo de arquitectura doméstica señorial cuyas características quedaron
fijadas en el siglo XVI: trazado simétrico, como establece la tratadística
desde el Renacimiento, en torno a un eje longitudinal que marca la portada ‑centrada
en la fachada-, a la que suceden zaguán y patio porticado en dos plantas con
crujías alrededor‑construyen las dependencias para el servicio, establos,
etc. Esta traza simétrica permite ver el patio interior desde la calle,
convirtiéndolo en un espacio semipúblico, y sustituye, a partir del siglo XVI,
la disposición mudéjar de la casa medieval, de direccionalidad quebrada que
subraya la privacidad del espacio doméstico, preservando en todo momento la
intimidad.
La
fachada, flanqueada por torres cuadradas, presenta en sus dos cuerpos una
disposición geométrica de balcones y ventanas y, en el centro, la portada. En
su cuerpo inferior adintelado, dos columnas toscanas con guirnaldas flanquean
la puerta remarcada por un baquetón con orejeras. En el segundo cuerpo, a cada
lado del balcón moldurado, los escudos cuartelados familiares sostenidos por
putti y submontados por un ángel que sustenta la corona marquesal. En los
extremos, dos jarrones decorados con hojas de vid y racimos de uvas que
contienen espigas.
La
compleja ornamentación heráldica, exhibición de poder por el linaje, se
completa con esa otra decoración vegetal que además de su significación
religiosa convencional podría estar aludiendo a los productos agrícolas, fuente
de poder económico de los propietarios.
A
través del zaguán se accede al patio. Es el elemento central organizador del
espacio, generando a su alrededor las
galerías porticadas y las crujías que albergan las distintas estancias
porticadas. El pórtico adintelado, característico de esta arquitectura,
presenta la habitual combinación de columnas de piedra y zapatas que sustentan
las vigas durmientes y el entramado de
madera de la galería superior, pervivencia de la tradición constructiva
mudéjar.
La
galería superior estaba formada por pies derechos y zapatas con decoración geométrica.
En origen descubierta, se tabicó en el siglo XVIII. En un ángulo de estos muros
había restos en mal estado de frescos dieciochescos que representaban
medallones con figuras, probables retratos familiares, que se ejecutarían en el
momento de la remodelación de la casa cuando el Conde de Valdeparaíso la hizo
su residencia.
La escalera claustral de tres tramos se abre en la panda derecha del patio. Conduce a la crujía de la fachada, donde se encontraban dependencias principales: dormitorios, sala de armas y capilla. Esta última, corresponde a la torre derecha y está cubierta con cúpula de yesería.
La Diputación Provincial de Ciudad Real, institución propietaria del Palacio desde 1992, lo ha recuperado y rehabilitado para usos culturales y docentes.