El testamento de Aristóteles. Memorias desde el exilio

Edilesa, León, 2000. I.S.B.N.: 84-8012-312-5. 248 págs.


 El Testamento de Aristóteles es una novela histórica centrada en la vida del pensador griego y en su época.

En el verano del año 323 a.C. muere en Babilonia Alejandro Magno, en extrañas circunstancias. Su muerte precipita una serie de acontecimientos decisivos para todos los territorios que Alejandro había conquistado en Europa, Asia y África. Y también para el protagonista de esta historia: Aristóteles tiene que huir de Atenas hacia Eubea, donde morirá apenas un año más tarde. Durante este año de exilio, Aristóteles escribió a su amigo Antípatro, gobernador de Macedonia, confiándole sus últimas voluntades, y quizá también sus memorias en forma de nueve cartas (que no se han conservado, pero de las cuales habla el biógrafo Diógenes Laercio).

-A partir de documentos rigurosamente históricos, como el propio testamento de Aristóteles, el autor reconstruye con verosimilitud estas nueve cartas a Antípatro, y, a través de ellas, la vida, la personalidad, el pensamiento y la época del gran filósofo griego. La materia prima básica con la que se ha compuesto el relato son los textos que conservamos del propio Aristóteles, uno de los personajes más sorprendentes que ha dado la humanidad, capaz de fundar la Lógica, de desarrollar la primera Biología científica, de escribir de modo genial sobre Ética y Política. Un sabio polifacético, competente en Meteorología, en Física y en Astronomía, tanto como en Teatro, Literatura o Teoría del Arte, cuyas obras todavía hoy están vivas, se leen y se discuten. Sin duda, uno de los inventores de lo que llamamos Occidente.

-Aristóteles fue discípulo de Platón, al que admiraba en lo intelectual, pero con quien no congeniaba en lo personal. Fue maestro de Alejandro Magno. Ambos, Aristóteles y Alejandro, mantuvieron relaciones complejas, desde el afecto hasta al odio y la traición. Aristóteles siempre estuvo en contacto con la política de su época, en el centro de todas las intrigas: amigo de Filipo de Macedonia, enfrentado a Demóstenes y a los persas, defensor de Macedonia en Atenas y de Atenas en Macedonia. Conoció en vida el triunfo en lo intelectual y el fracaso en lo político. Incluso fue acusado de urdir una trama para dar muerte a Alejandro. El autor conjetura un Aristóteles detectivesco que se defiende de tal acusación y, al hacerlo, nos sugiere una hipótesis verosímil acerca de la muerte de Alejandro.

-En contra de la leyenda, que hace de Aristóteles un sabio frío y ensimismado, este texto nos descubre una persona de afectos, compasivo con todos los vivientes, amante de su familia y amigos, cálido e irónico a veces, siempre pleno de sensatez, de prudencia y de sentido común. A través del testamento se vislumbra una persona cariñosa, apegada a los suyos, pendiente de sus hijos, de su joven amante, Herpilis, de sus amigos y discípulos, incluso atento a la honra debida a los muertos, a sus padres y a su primera esposa, Pitias. A través de los textos históricos consultados aparece, no un frío académico, sino una persona vulnerable, que sufre con la desgracia de los suyos, no un sabio colmado de certezas, sino una persona que duda hasta en aquello que más importa. Por añadidura, Aristóteles despliega en sus escritos biológicos una simpatía hacia los seres vivos, un afán de comprensión de la naturaleza, que lo acercan sorprendentemente a la sensibilidad ecológica contemporánea.

-Presentar a Aristóteles exige reconstruir su mundo, su paisaje, la vida cotidiana en la Grecia del siglo IV a.C.: qué comían, qué bebían los pobres, los ricos..., cómo educaban a sus hijos los atenienses, los espartanos, los macedonios..., cuál era su mentalidad, cómo eran las casas de unos y otros, cuáles eran sus fiestas y sus labores, sus cultos y sus gestos, sus vicios y virtudes, cómo transcurrían los trabajos y los días en el Academia de Platón, en el Liceo... Todo se cuenta con el máximo respeto a los datos históricos. Los textos literarios y dramáticos de la época sirven al autor para poner ante nuestros ojos el mundo en el que vivió Aristóteles. Incluso el paisaje natural aparece reconstruido a partir de documentos botánicos y zoológicos de la época.