Estudios monográficos. Lírica (Edad Media y Siglo de Oro)


La palabra -el habla- es la casa del ser. En su morada habita el hombre. Los pensadores y poetas son los vigilantes de esta morada. 
Martin HEIDEGGER
Modelo de examen
 
 
 
 
 
 

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Copyright

        Con la finalidad de que compruebes por ti mismo que no es tan fiero el león te  ofrezco a continuación una copia del examen que realizaron años pasados los alumnos de esta misma asignatura.

EXAMEN LÍRICA
Prof. Javier Blasco
Septiembre 2000
 

1.  Síntomas de desintegración petrarquista en la lírica amorosa de Quevedo.

2. Localiza en el poema los ejemplo de “tópica amorosa” característicos de la poesía del siglo de oro:
 

Sin que me pongan miedo el yelo y fuego, 
 el arco y flechas del amor tirano, 
 en su deshonra he de mover mi lengua, 
 que ¿quién ha de temer a un niño ciego, 
 de vario antojo y de juicio insano, 
 aunque más amenace daño y mengua? 
 Mi gusto cresce y el dolor desmengua 
 cuando la voz levanto 
 al verdadero canto 
 que' en vituperio del amor se forma, 
 con tal verdad, con tal manera y forma, 
 que a todo el mundo su maldad descubre, 
 y claramente informa 
 del cierto daño que' el amor encubre. 

 Amor es fuego que consume al alma, 
 yelo que yela, flecha que abre el pecho 
 que de sus mañas vive descuidado; 
 turbado mar do no se ha visto calma, 
 ministro de ira, padre del despecho, 
 enemigo en amigo disfrazado, 
 dador de escaso bien y mal colmado, 
 afable, lisonjero, 
 tirano crudo y fiero, 
 y Circe engañadora que nos muda 
 en varios mostruos, sin que humana ayuda 
 pueda al pasado ser nuestro volvernos, 
 aunque ligera acuda 
 la luz de la razón a socorrernos; 

 yugo que humilla al más erguido cuello, 
 blanco a do se encaminan los deseos 
 del ocio blando sin razón nascidos, 
 red engañosa de sotil cabello 
 que cubre y prende en torpes actos feos 
 los que del mundo son en más tenidos, 
 sabroso mal de todos los sentidos, 
 ponzoña disfrazada 
 cual píldora dorada, 
 rayo que adonde toca abrasa y hiende, 
 airado brazo que a traición ofende, 
 verdugo del captivo pensamiento 
 y del que se defiende 
 del dulce halago de su falso intento; 

 daño que aplace en los principios, cuando 
 se regala la vista en el subjeto, 
 que, cual el cielo, bello le parece; 
 mas tanto cuanto más pasa mirando, 
 tanto más pena en público y secreto 
 el corazón, que todo lo padece. 
 Mudo hablador, parlero que enmudece, 
 cuerdo que desatina, 
 pura total ruïna 
 de la más concertada alegre vida, 
 sombra de bien en males convertida, 
 vuelo que nos levanta hasta la esfera, 
 para que en la caída 
 quede vivo el pesar y el gusto muera; 

 invisible ladrón que nos destruye 
 y roba lo mejor de nuestra hacienda, 
 llevándonos el alma a cada paso; 
 ligereza que alcanza al que más huye, 
 enigma que ninguno hay que la entienda, 
 vida que de contino está en traspaso, 
 guerra elegida y que nasce acaso, 
 tregua que poco dura, 
 amada desventura, 
 preñez que por jamás a sazón llega, 
 enfermedad que al ánima se pega, 
 cobarde que se arroja al mal y atreve, 
 deudor que siempre niega 
 la deuda averiguada que nos debe, 

 cercado laberinto do se anida 
 una fiera crüel que se sustenta 
 de rendidos humanos corazones, 
 lazo donde se enlaza nuestra vida, 
 señor que al mayordomo pide cuenta 
 de las obras, palabras e intenciones; 
 codicia de mil varias pretensiones, 
 gusano que fabrica 
 estancia pobre o rica, 
 do poco espacio habita, y al fin muere; 
 querer que nunca sabe lo que quiere, 
 nube que los sentidos escurece, 
 cuchillo que nos hiere. 
 Este es el amor. ¡Seguidle, si os parece! 
 
 
 
 
 

 

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