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martes, octubre 05, 2004
MST
Este es un trabajo de una compañera llamada María de Estrada. Me pareció que
esta es la clase de productos que valen la pena compartir.
Mis felicitaciones para María de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

El Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra: Otro mundo es posible.

El Golpe de Estado de 1964 tuvo consecuencias inmediatas para el campo
brasileño, ya que se planteó como principal objetivo "modernizar" las
estructuras agrarias conforme al nuevo modelo que incorporaba a Brasil como
proveedor de materias primas en el mercado mundial, basándose en la alianza
entre el capital financiero y la vieja burguesía agraria. Este proceso de
mecanización, concentración de las tierras y expansión del cultivo de soja
transgénica, produjo la sustitución de la mano de obra rural acompañado por un
gran aumento de la producción a gran escala sobre la base de la expulsión de
los trabajadores rurales asalariados, los arrendatarios y aparceros de los
latifundios, principalmente en el Sur del país. Muchos de estos productores
encontraron una solución migrando a la s fronteras agrícolas, donde el gobierno
federal implementó proyectos de colonización. Esto significó una transferencia
neta de mano de obra desde el sur del país hacia la zona del Amaz onas, con el
fin de extraer de allí maderas y desmontar inmensas extensiones de tierra para
la incorporación de este espacio a la producción extensiva.

Otra parte de la población expulsada del campo se dirigió hacia las ciudades,
donde se estaba llevando a cabo un fuerte proceso de industrialización conocido
como "el milagro brasileño", milagro que duró menos de 10 años.

Expulsados del campo por la modernización de la agricultura y marginados de la
ciudad por el fracaso de la industrialización, se plantea un interrogante que
intenta ser respondido por el MST día a día: ¿Qué perspectivas restaban para
estos trabajadores sin tierra?

El Estado brasileño pudo profundizar sus políticas de concentración de la tierra
y de reorientación de la producción agrícola ayudado por la constante represión
de los distintos movimientos campesinos, intentando "disciplinar" (sin éxito),
la mano de obra rural. Pese a esto, la resistencia campesina se fue
rearticulando acompañada por la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT),
institución de la Iglesia Católica que actuó como aglutinadora de los distintos
reclamos de los trabajadores rurales.

En 1979, en el Estado de Río Grande Do Sud, se produjo la primera ocupación de
la tierra en la Hacienda Sarandí, que ocupaba 24.000 hectáreas. Con el apoyo de
la CPT, 1200 familias se establecieron allí, con el lema de la lucha por el
derecho a trabajar.

En 1980 comenzaron las ocupaciones en el Estado de Santa Catarina y en 1981 en
Paraná y Sao Paulo, extendiéndose esta modalidad de ocupación de la tierra por
todo el país. Mientras tanto, la CPT comenzó a promover el debate y encuentro
entre los distintos movimientos, los cual significó un reconocimiento por parte
de estos actores sociales de que su realidad se repetía en los distintos
Estados y llevó a la clara distinción del conflicto: su principal enemigo era
el modelo de desarrollo económico, que beneficiaba los intereses de los
latifundistas y de los grandes empresarios, a costa de los pequeños productores
y los sectores más desfavorecidos de Brasil. Se puede afirmar que se trata de
un proceso de creación de "conciencia de clase", lo cual permitiría articular
la lucha de una manera mucho más sólida y contundente.

En 1984 se realizó en la ciudad de Cascavel, Estado de Paraná, el Primer
Encuentro Nacional de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, donde se fundó el
Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), declarando como
objetivos fundantes que la tierra debe estar sólo en manos de quienes la
trabajan, que su lucha es por una sociedad sin explotados ni explotadores y que
se trata de una lucha que debe ser articulada con los trabajadores de la ciudad
y del resto de América Latina. En el plano específico de la lucha por la
tierra, el MST buscaba la legalización de la tierra ocupada por los
trabajadores, la desamortización de los latifundios y de las tierras de las
multinacionales, la prioridad de las políticas gubernamentales dirigidas hacia
los pequeños productores, teniendo como base de su reivindicación la Reforma
Agraria en Brasil.

Si bien el Presidente Sarvey, primer gobierno democrático luego de 20 años de
dictaduras militares, firmó la puesta en marcha del Plan Nacional de Reforma
Agraria, éste no se llevó a la práctica (se asentaron sólo el 6% de las
familias previstas). La falta de respuestas llevó a la profundización de la
lucha del MST, que fue transformándose no sólo en una lucha por la tierra, sino
básicamente en una lucha clasista, postura que implicó la ruptura con la
Iglesia Católica.

Durante el gobierno de Fernando Collor, la confrontación entre el Estado y el
MST, cuyos objetivos se iban consolidando, se potenció y en sus dos años de
mandato sólo se asentaron 500 familias. Fue este gobierno que permitió que del
partido político organizado por los fazenderos y sectores de la burguesía
asociados al capital financiero, se crearan fuerzas paramilitares que actuaran
contra el MST exterminando a muchos de sus principales líderes.

En 1993, la Cámara de Diputados aprobó la Ley Agraria, que volvía a colocar la
cuestión de la "función social" de la propiedad de la tierra (establecida
incluso en la Constitución del país), como principal criterio para la
desapropiación. Esta ley fue rápidamente modificada en respuesta a las
presiones de los distintos grupos de poder, por lo que perdió el espíritu con
el que había sido sancionada.

En el año 1995, apoyado por los latifundistas y los principales grupos
económicos, Fernando Henrique Cardoso fue electo Presidente de Brasil. Su
gobierno priorizó la apertura del mercado a las importaciones, estimuló la
entrada de capitales extranjeros y la privatización de empresas estatales. En
ese mismo año, en el Congreso Nacional del MST, fueron replanteados los
principales objetivos del Movimiento, ya declarado Movimiento de masas de
carácter sindical, popular y político. Sus objetivos generales pasaron a ser:

1- Construir una sociedad sin explotados donde el trabajo tenga supremacía sobre
el capital.

2- La tierra es un bien de todos, por lo que debe estar al servicio de toda la
sociedad.

3- Garantizar trabajo a todos, con una justa distribución de la tierra, la renta
y las riquezas.

4- Buscar permanentemente la justicia social y la igualdad de los derechos
económicos, políticos, sociales y culturales.

5- Difundir los valores humanistas y socialistas en las relaciones sociales.

6- Combatir todas las formas de discriminación social y buscar la participación
igualitaria de la mujer.

También incluyen en el plano de la Reforma Agraria los tópicos referidos al
sistema cooperativo, la agroindustria, la utilización de tecnología, la
problemática ambiental y la educación, entre otros temas abordados.

FHC agudizó las políticas de apertura de Brasil al mercado externo e incumplió
sus promesas sobre entrega de tierras a campesinos. Durante su primer mandato
fueron asesinados 150 trabajadores rurales y se sucedieron terribles masacres
como la se Eldorado dos Carjás, con 19 muertos, o la de Corumbiara, donde
murieron 11 campesinos, entre ellos un niño de 7 años. Así mismo, en este
primer mandato se produjo un salto en el número de ocupaciones llevadas a cabo
por el MST y el número de familias involucradas en las mismas. En 1998, por
ejemplo, hubo 599 ocupaciones en las que participaron más de 76.000 familias.
Este crecimiento si bien podría ser relacionado con una postura inicial del
gobierno, que se mostraba en un principio más abierto al diálogo y a las
presiones reivindicativas, dando así mayor espacio político a los movimientos
sociales, tiene en realidad otra explicación más fuerte. El aumento de los
niveles de desempleo durante la década del `90 en Brasi l, la mecanización de
la cosecha de muchos productos agrícolas y la inviabilidad de la pequeña
producción agrícola dentro de este contexto, provocaron mayor marginalidad,
pobreza y hambre para la mayoría de la población. Esta política estatal
excluyente, a la vez que extrema las condiciones de pauperización de la
población, amplía las bases sociales de los movimientos de lucha por la tierra
en Brasil, generando una acción más fuerte por parte del MST.

Durante el segundo mandato de FHC (1999- 2003), el número de ocupaciones
descendió notablemente. En el 2001 hubo sólo 194 ocupaciones que involucraron a
26.000 familias. Esto se vincula a un conjunto de medidas llevadas a cabo por
el gobierno para debilitar al MST. El movimiento, consciente de las
dificultades que enfrentaba, priorizó la defensa de las conquistas ya
realizadas y la lucha por el crédito agrícola, contra los transgénicos, etc.

Pese a la histórica relación entre el PT y el MST, el movimiento dejó en claro
con su accionar que su lucha es por la reforma agraria, la justicia social y la
construcción de una nueva sociedad igualitaria y socialista. Lula continuó el
modelo promovido por FHC y no llevó a cabo la Reforma Agraria que durante
tantos años pregonó. El abril rojo, con más de 80 haciendas ocupadas, es una
nítida demostración de que el MST no busca transformarse en un partido político
ni mantiene alianzas que se alejen de su objetivo último, que es la destrucción
del capitalismo.

El modo en que opera el MST: las distintas etapas de ocupación de la tierra

La ocupación constituye la forma de lucha más importante . Se trata de la
entrada y el acampamento de los trabajadores sin tierra dentro de una hacienda.
Para que la tierra sea susceptible de ser ocupada debe tratarse de un
latifundio improductivo, con lo que la ocupación pasa a ser un espacio de lucha
y resistencia para darle a la tierra su función social. Es por esto que se
destaca que ocupar no es invadir, ya que estas tierras están vacías de su
función social.

Los acampamentos se establecen luego de las ocupaciones y su duración es muy
variable ya que dependen del reconocimiento y asignación de las tierras por
parte del Estado. Se organizan internamente en torno a los principios de
democracia, participación de todos en las decisiones, división de las tareas y
dirección colectiva. Como las tierras todavía no les son reconocidas, no se las
pone en producción, por lo que se sustentan con el producto del trabajo de los
acampados, la colaboración de miembros del movimiento que ya conquistaron las
tierras, la solidaridad de personas y entidades y recursos provenientes del
gobierno. La educación es un elemento clave, ya que es un proceso de fuerte
concientización y compromiso con la lucha. Las duras condiciones que deben
atravesar y la solidaridad que se establece para poder sobrepasarlo, refuerzan
este proceso.

Los asentamientos, una vez que el Estado ya les otorgó las tierras para su
puesta en producción, son el resultado de un largo proceso de lucha que incluye
el acampamento, marchas, actos públicos, etc. Esto genera que la unión, la
solidaridad, la resistencia y la cooperación sean los valores rectores. En los
asentamientos, cada familia organiza su producción y su existencia. Si bien el
Estado les entrega las tierras para su producción, la propiedad de las mismas
es conservada por el Estado, ya que el MST propone romper con el régimen de
propiedad privada heredable, y según sus propias palabras, su mayor herencia
para sus hijos constituye la convicción por la lucha, la cultura del trabajo,
por lo que ellos mismos deben procurar sus tierras y vivir este proceso.

El modo en que cada asentamiento se organiza depende de la elección democrática
que hagan sus miembros, quienes deciden si se produce colectivamente, el modo
de comercialización, el tipo de producción, etc. Los asentamientos no son sólo
un núcleo de producción, sino que se constituyen también en núcleos sociales,
el centro de convivencia donde se llevan a cabo los proyectos de las diferentes
familias. Los distintos asentamientos se articulan en cooperativas que permiten
obtener beneficios económicos (aumento de capital, obtención de créditos, etc),
beneficios sociales vinculados a infraestructura, educación, salud, y
beneficios políticos, ya que la cooperación lleva a superar las luchas
específicas dando lugar a luchas de la sociedad como un todo, donde la fuerza
de los campesinos toma importancia y puede contribuir a la construcción de una
nueva sociedad.

De la lucha práctica del MST fueron surgiendo diversos núcleos que conformaron
la organización interna del movimiento y que constituyen sus ejes de
desarrollo. Los principales son el Frente de Masas, que se ocupa de la
construcción de conciencia y de identidad con la lucha y con el movimiento, el
sector de formación relacionado con el proceso de comprensión del
funcionamiento del sistema capitalista, la construcción de sistemas
alternativos y la formación sociopolítica de los militantes. El Sector de
Educación involucra la educación de los chicos y la alfabetización de jóvenes y
adultos. Otros sectores de igual importancia son el de producción, cooperación
y medio ambiente, de comunicación, salud, derechos humanos, género, relaciones
internacionales y cultura.

Pasaron 20 años, más de 400.000 familias en acampamentos o asentamientos, más de
1,7 millones de personas que día a día luchan por la Reforma Agraria trabajando
la tierra. Los resultados del modelo impuesto demuestran que sin reforma
agraria no habrá democracia, igualdad ni justicia social, y que esa lucha que
en un principio aparecía como contra el latifundio, es en realidad una lucha
más difícil y larga, una lucha contra el modelo imperante. Pero a su vez, si
bien al principio su resistencia aparecía como la de los campesinos, los
procesos llevaron al "descubrimiento" como clase y así a la adquisición de
conciencia de clase, lo cual refuerza las bases ideológicas que sustentan su
práctica cotidiana.

En Brasil, los latifundios representan el 1% de los establecimientos agrícolas,
pero ocupan el 45% de las tierras, muchas veces no explotadas. Simultáneamente,
más de 4 millones de familias no tienen tierras donde volcar su trabajo, donde
construir su proyecto de vida y de sociedad. El MST erige su lucha sobre una
reforma agraria que viabilice los deseos de la clase trabajadora brasileña de
construir una nueva sociedad igualitaria y socialista, donde la producción en
el campo se eleve teniendo en cuenta la supremacía del trabajo sobre el
capital.

La tierra debe ser entendida como un bien de la naturaleza al servicio de toda
la sociedad, y así la propiedad de la tierra debe estar subordinada al
cumplimiento de esta función social. Este espacio, cuya estructura se
naturaliza, sabemos es producto de las históricas relaciones de producción que
allí se han sucedido. Fue construido a espaldas de la inmensa mayoría del
pueblo brasileño, sobre la base de su explotación y marginación, pero ahora ese
pueblo se levanta para ocupar las tierras como un movimiento con conciencia de
clase que busca transformar la sociedad construyendo otra realidad. Como dice
Eduardo Galeano, "aceptamos lo inaceptable como si fuera parte del orden
natural de las cosas y como si no hubiera otro orden posible. El sol enfría, la
libertad oprime, la integración desintegra, nos guste o no nos guste, no hay
manera de evitarlo. Elija usted entre eso o eso." Creo que allí se encuentra
precisamente el incalculable valor del MST, la de sconstrucción de este
pensamiento único que nos imponen día a día, y la puesta en práctica con la
lucha y el trabajo cotidiano, de la convicción de que otro mundo es posible.

María de Estrada

Estudiante de Geografía

Universidad Nacional de Mar del Plata

Bibliografía:

Borón, Atilio (compilador). "Nueva Hegemonía Mundial. Alternativas de cambio y
movimientos sociales". Buenos Aires. Ed. CLACSO, 2004.

Busto, Edelmiro Alejandro. "Al cielo por asalto. El MST y su lucha por el
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Morissawa, Mitsue. "A história da luta pela terra e o MST". Sao Paulo. Expressâo
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Seoane, José (compilador). "Movimientos Sociales y conflicto en América Latina".
Buenos Aires. Ed. CLACSO, 2003.

Seoane, José y Taddei, Emilio. "Resistencias Mundiales, de Seattle a Porto
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