Represión y promesas al cierre de la Cumbre
En medio de discusiones comerciales lavadas y represión en las calles de Guadalajara, la III Cumbre América Latina y Europa culminó con un llamado al multilateralismo eficaz y una tibia condena a Estados Unidos por las torturas en Irak.

Afiche. En reclamo de la libertad de detenidos en marchas contra la III Cumbre.
Indymedia Guadalajara
Según la declaración final adoptada por consenso entre los líderes políticos presentes en Guadalajara, es esencial un sistema multilateral basado en el derecho internacional “para lograr la paz y la seguridad internacional, el desarrollo sostenible y el progreso social”.
A su vez el documento destaca el rol que deberá jugar Naciones Unidas en la prevención de conflictos y la resolución pacífica de controversias entre los países, a la vez que se compromete con la “reforma y revitalización de las Naciones Unidas, incluyendo la Asamblea General y el Consejo de Seguridad”.
En términos económicos, Guadalajara fue vista como una cuña metida por los europeos en medio de las negociaciones de Estados Unidos con los países latinoamericanos por los acuerdos de Libre Comercio de las Américas.
Si bien la Cumbre de Guadalajara no era el marco para firmar convenios, la declaración se compromete a realizar “una valoración conjunta de los respectivos procesos de integración económica de Centroamérica y la Comunidad Andina”.
También hace hincapié en el “significado de los proyectos de infraestructura física como el Plan Puebla-Panamá y la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana para alentar la participación de las organizaciones financieras multilaterales y los inversionistas privados”.
Quedó pendiente el avance de acuerdos entre la Unión Europea y el MERCOSUR. Sobre esto el documento se limita a saludar “el avance de las negociaciones efectuadas para el Acuerdo de Asociación Interregional entre el MERCOSUR y la Unión Europea”.
Al tiempo que se compromete a instruir a los negociadores de ambos bloques para “intensificar su labor para que el resultado se logre en la fecha propuesta de octubre de 2004”.
Por último la declaración señala en materia de Derechos Humanos la condena a “todas las formas de abuso, tortura y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes contra las personas, incluyendo los prisioneros de guerra, en cualquier lugar que ocurran”.
Sin embargo al referirse al caso de las torturas a prisioneros iraquíes por parte del ejército estadounidense se limita a calificarlos como “maltratos” y “abusos”.(PULSAR)